Oración de la noche de hoy sábado, once de mayo de dos mil veinte.
Cuatro. En el nombre del Padre, del Hijo, y del Espíritu Santo.
Amén Señor de Amor Infinito, En esta noche me arrodilló ante tu presencia para agradecerte por todos los regalos que me has obsequiado en este día.
No tengo palabras para expresar todas las bendiciones que me brindaste, y en ellas he descubierto tu amor bondadoso que me acompaña cada día.
Dios de luz, eres el rey de mi vida, el único que guía mis pasos y me lleva a la felicidad, que está a tu lado.
Que reconozco como mi señor y mi salvador, porque lo que tú has hecho por mí es tan grande que no me alcanzan las palabras para agradecerte.
Señor, que seas para mí lo más importante, que tu sangre preciosa recorra todo mi ser y me ayude a sanarme.
Te doy mi corazón para que lo tomes. Para que me hagas tuyo.
Te entrego mis heridas confiando plenamente en que nunca abandonas a tus hijos.
Así quiero vivir siempre con la plena certeza de que no me abandonas, Que me ves, me hablas y me escuchas.
Te agradezco, señor, en esta noche, por todos los que me acompañaron en este día, por los que comparten la vida conmigo.
Te doy gracias por todos los momentos que nos has permitido estar juntos y por la fortaleza que siento cuando, sé que todos luchan a mi lado.
Te pido que guardes por siempre a mi familia y amigos, para que nada ni nadie los lastimé.
Enséñame a respetar al otro y a amarlo desde su realidad y no desde mi realidad.
No dejes que la tristeza y la amargura me quiten la dicha de sentirte presente en mi vida.
Quiero pedirte en esta noche que me des un corazón amigable y acogedor, para los más necesitados, con aquellos que sufren alguna enfermedad.
Que yo pueda darles también de ese amor que recibo de ti.
Tú lo llenas todo, y quiero que siga siendo siempre el motor de mi vida.
Gracias por permitirme llegar a mi deseo canso, pues me prepara para un nuevo día de felices luchas en ti.
Alabado seas, porque estás en medio de esta súplica, me estás dando de ti.
Quiero sentir tu poder milagroso. Ven y ayúdame, ven y socórreme.
Sé que quieres ayudarme y estoy dispuesto a renovar mi corazón y a cambiar para bien.
Haz que tenga la posibilidad de descubrirte, porque sé que quieres lo mejor para mí, y me ayuda sin cada una de mis batallas.
Bendíceme con tu amor, y dame tu bendición para que puedas ser feliz y ser testigo de tu bondad.
En tus brazos duermo feliz, confiando en tu protección hoy, mañana y siempre.
Gracias porque durante este día que ya ha llegado a su fin, pude sentir tu aroma espiritual.
Te halago, señor, por los momentos en los que he contado con tu apoyo y tu poder para librar las más duras batallas.
Tú le das ese sentido a mis días, gracias, porque nunca cesas de amarme, porque nunca me abandonas.
Te bendigo, Señor, porque es tu poder el que me ha permitido salir en Victoria.
Te entrego todo lo que aprenderé mañana y te pido que toda esas situaciones sean de gran bendición para mí.
Señor, me pongo en tus manos para dormir tranquilo, y me impulsos mañana a vivir con las ganas necesarias, haciendo tu voluntad.
Amén.
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Te saludo a tu hermano Oscar Deseando de una bendecida noche. Somos Red Católica.