Evangelio de Hoy Sábado 11 de Mayo de 2024 | REFLEXIÓN | Red Catolica
Ustedes estarán tristes, pero esa tristeza se convertirá en gozo.
Evangelio de Hoy Sábado 11 de Mayo de 2024
Eucaristía Digital
1- El cristianismo es el camino de la alegría.
2- Él desea venir y tomarnos de la mano, para sacarnos de la angustia.
3- Que el Señor nos libre de esta terrible trampa de ser cristianos sin esperanza, que viven como si el Señor no hubiera resucitado y nuestros problemas fueran el centro de la vida.
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Evangelio de hoy sábado once de mayo del dos mil veinticuatro.
Proclamación del santo evangelio según San Juan En aquel tiempo Jesús dijo a sus discípulos Yo les aseguro cuánto pidan al padre en mi nombre se lo concederá Hasta ahora no han pedido nada en mi nombre pidan y recibirán para que su alegría sea completa.
Les he dicho estas cosas en parábolas pero se acerca la hora en que ya no les hablaré en parábolas, sino que les hablaré del padre abiertamente.
Aquel día pedirán en mi nombre y no les digo que rogaré por ustedes al padre pues el padre mismo los ama porque ustedes me han amado y han creído que salí del padre Yo salí del padre y vine al mundo ahora dejo el mundo y vuelvo al padre palabra del Señor Gloria ti, Señor Jesús.
Apreciada congregación, pongamos atención en los siguientes cuatro puntos de reflexión para tratar de obtener una enseñanza para nuestra vida.
En este primer momento mediremos sobre la frase: Cuanto pidan al Padre en mi Nombre se los concederá.
Dios quiere concedernos todo lo que le pedimos en nuestras oraciones, pero también quiere que lo pidamos en el nombre de su hijo, y podremos preguntarnos, ¿Tendrá de especial aquel nombre?
Ante todo, no pensemos que el nombre de Jesús sea una especie de contraseña mágica, que nos hace alcanzar las bendiciones de Dios, porque el Señor nos magia ni nada por el estilo.
El punto es que cuando pedimos a Dios, Él no está obligado a concedernos aquello que le pedimos porque nuestra vida no está totalmente alineada a sus mandamientos y nos hemos comportado como rebeldes ante su palabra, nosotros le debemos mucho a él, pero él no nos debe nada, pero para algo diferente cuando le pedimos algo en el nombre de su hijo, cuando oramos y al final terminamos diciéndole a Dios que todo cuanto pedimos Lo pedimos en el nombre de Jesús, es como si le estuviéramos diciendo que nos concedan nuestras peticiones, no por nuestros méritos, sino por los méritos de su propio hijo, Jesús es nuestro mediador, él pagó nuestra deuda en la cruz, y clavó nuestros pecados en el Madero.
Esto nos llena de confianza para pedirle a Dios lo que necesitamos en su nombre, Y si así lo hacemos, nuestro padre se complacerá de concedernos, porque se complace darnos bendiciones recordando el testimonio de Jesucristo, pero hacer esto al mismo tiempo nos debe comprometer en vivir y ahorrar tal como Jesús no se señor, porque de nada sirve pedirle a Dios en el nombre de Jesús, pero nos comportamos y actuamos como si viniéramos de parte del adversario.
Seamos coherentes en la vida de nuestra fe y tengamos confianza para pedir todo en el nombre de Jesús.
En un segundo momento, profundicemos en estas palabras: pidan y recibirán, para que su alegría sea completa.
Con frecuencia muchos de nosotros nos quejamos por la vida que llevamos, y diciendo si tuviera esto o aquello, todo sería diferente.
Y puede que producto de las decisiones que hemos tomado ejerza sea nuestra realidad, pero miremos y estamos poniendo nuestra vida y fe, en las cosas terrenales y materiales, porque pocos buscamos las cosas espirituales para llenar nuestros vacíos y hallar la plenitud.
Los discípulos tan solo pedían tener a su maestro siempre entre ellos y eso les generaba una completa felicidad Eso precisamente fue lo que se les concedió, pero nosotros pedimos y recibimos, pero aun así no nos sentimos completos ni realizados.
Esto es un llamado a reflexionar sobre nuestra vida, cuestionemos nuestro proceso de conversión ¿Qué es lo que nos hace falta?
Para ser más felices, ¿será que estamos pidiendo mal o quizás pedimos algo que nos puede herir y apartar de la gracia de Cristo?
En todo esto es lo que hoy el Señor quiere que nos fijemos, que no sólo es pedir y pedir y esperar o recibir.
Miremos también cómo está nuestra fe.
Qué tan elevado está nuestro amor por el hermano, cómo estamos de arrepentimiento y conversión.
Pedir al padre cosas para nuestra vida espiritual, a mucha más alegría que las cosas terrenales y a través de varios testimonios cercanos podemos ver que personas de gran prestigio y con mucho dinero no experimentan felicidad ni plenitud, y por el contrario se sienten más vacíos y tristes.
En cambio, las personas que aún careciendo de bienes y cosas materiales encuentran en la oración toda la alegría que les permite vivir en plenitud y con esperanza, que nos falta hoy a nosotros para que nuestra alegría sea completa?
Que Dios nos conceda el don de la oración y recogimiento para encontrarnos con Jesús y así hacer que nuestra alegría sea total y por siempre.
En este tercer punto meditemos en el amor del padre.
Jesús les dice a sus discípulos que Dios los ama de una manera particular, porque fueron sus elegidos y les brinda mayor protección y cariño.
Ellos fueron los escogidos para dar inicio la obra de su reino, Ellos darían testimonio de su unigénito creerían en él a tal punto de dar su vida por la predicación de la palabra El maestro les da este mensaje, sabiendo que su fe iba a ser puesta prueba, que los llena de confianza y esperanza, al hacerle saber que son amados por su padre y sus predilectos, y que por eso tendrán de él toda la ayuda y el acompañamiento en sus tribulaciones.
Dios nos ama a todos nosotros también, él hace salir el sol sobre buenos y malos, y hace caer la lluvia sobre los justos y los injustos.
Nosotros también hemos sido elegidos y separados en el bautismo para heredar su reino.
Confiemos más en su poder, y tener siempre en mente que el padre nos ama, su amor nos da sombra y nos cobija desde el cielo, Es un amor generoso que no conoce de límites.
Sintámonos amados por el padre y experimentemos su amor incondicional que se transmite en el que respiramos en la vida de las personas que nos rodean, pero especialmente en su hijo, Jesús es la máxima expresión de amor de Dios por nosotros.
En él se manifiesta toda la plenitud de la deidad de quémonos amar por el Señor para que la fuerza de su amor nos haga volver a soñar y a nacer de nuevo.
En este cuarto punto de la reflexión meditemos en la frase: Yo salí del padre y vine al mundo, ahora dejo al mundo y vuelvo al padre.
Estas palabras muestran claramente que antes del encarnación de Cristo ya estaba junto al Padre, Jesús bajó del cielo para evitar entre nosotros, para dejarnos sus divinas enseñanzas y la ley de la todos hemos venido de Dios y aunque no compartimos su misma naturaleza, de él provenimos y a él volveremos.
Y porque habremos de volver a nuestro Dios, Cristo nos ha mostrado el camino que conduce hacia él, pero no solo lo mostró, y recorrió ese camino para iluminarlo y no permitir que tropezaramos.
Jesús ha dejado el mundo y nos invita hoy a que también lo dejemos a un lado, que abandonemos el pecado y nos dispongamos a recorrer el camino del evangelio para llegar al cielo.
Como enseñanza final, Aprecimos hoy la Providencia de Jesús, es el único que dignamente puede llamarse Hijo de Dios, no por causa de su naturaleza en esencia, sino porque obedeció en todo a su padre y obró rectamente cumpliendo sus mandamientos como hijo fiel nunca renegó ni tan poco cuestionó en absoluto la voluntad de su padre.
Así debemos amar a nuestro dios, ser hijos fiel que no se rehúsan a su mandato ni a su criterio, volvamos a Dios a través de la permanencia en el evangelio, siendo justos y coherentes con nuestra fe.
Ahora reflexionemos en nuestro interior con ayuda de las siguientes preguntas: todo lo que pido el padre, lo pido en el nombre de Jesús, ¿qué me hace falta para hallar la plena felicidad?
¿Me dedico a amar por el señor? ¿Sigo el evangelio y pongo en práctica sus enseñanzas? Oremos.
Gracias, Padre, por enseñarnos a pedir cómo te agrada te entregamos nuestros anhelos y peticiones para que en el nombre de Jesús nos conceda la gracia que te pedimos.
Danos tu amor cada día, y permítenos también amar a las personas que nos rodean.
Te lo pedimos por nuestro Señor Jesucristo que vive y reina contigo en unidad del Espíritu Santo y es por los siglos de los siglos Amén.
Que el Señor te bendiga abundantemente en este día, en el nombre del padre, del hijo y del espíritu santo.
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