Evangelio de Hoy Meircoles 24 de Abril de 2024 | REFLEXIÓN | Red Católica
El que me rechaza y no recibe mis palabras, ya tiene quien le juzgue.
Evangelio de Hoy Miercoles 24 de Abril de 2024
Eucaristía Digital
1- Este es el camino de la historia del hombre: un camino para encontrar a Jesucristo, el Redentor, que da la vida por amor.
2- En la cruz está también la historia de Dios, para que podamos decir que Dios tiene una historia.
3- Es un hecho que Dios ha querido asumir nuestra historia y caminar con nosotros.
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EVANGELIO DE HOY MIÉRCOLES veinticuatro DE ABRIL DEL dos mil veinticuatro.
Proclamación del santo evangelio según San Juan En aquel tiempo, exclamó Jesús con fuerte voz, El que cree en mí, no cree en mí, sino en aquel que me ha enviado El que me ve a mí, ve a aquel que me ha enviado yo he venido al mundo como luz para que todo el que cree en mí no siga en tinieblas.
Si alguno oye mis palabras y no las pone en práctica yo no lo voy a condenar porque no he venido al mundo para condenar al mundo sino para salvarlo el que me rechaza y no acepta mis palabras tiene ya quien lo condene las palabras que yo he hablado lo condenarán en el último día porque yo no he hablado por mi cuenta sino que mi padre que me envió me ha mandado lo que tengo que decir y hablar y yo sé que su mandamiento es vida eterna Así pues, lo que hablo, lo digo como el padre me lo ha dicho palabra del Señor Gloria T.
Señor Jesús
Queridos hermanos y hermanas, para desarrollar esta sencilla reflexión, centrémonos tratención en cuatro puntos muy concretos.
En el primer momento de la reflexión, meditemos en la frase: El que cree en mi No cree en mí, sino en aquel que me ha enviado.
El maestro insiste en demostrar su íntima relación con el Padre Celestial, que nos dice hoy que ver y creer en Jesús es ver y creer en el padre.
No obstante, creer en los hechos acerca de Jesús, Es solo una parte, pero no lo es todo.
La feo creencia en el Señor va más allá de creer en ciertas cosas como verdaderas.
La creencia en Jesús es saber que él es todopoderoso y confiar en que él tiene el control de nuestras vidas.
Porque de nada sirve decir con los labios que él todo lo puede, pero dentro del corazón está la duda y la angustia.
Es como si tuviéramos una silla de frente y creer que está bien fabricada pero no ser capaces de sentarnos.
Creer implica una acción, un movimiento hacia adelante, pero si no somos capaces de dar pasos, es porque realmente no estamos creyendo en Jesús, quien cree en Jesús, le cree y porque le cree Sienta su fe solo en él.
Después de esto, ya podremos afirmar que creemos en dios su padre.
Porque la fe en su hijo es el trampolín que nos eleva hasta la presencia del altísimo.
Nosotros en algún momento también salido corriendo en busca de Cristo y está bien que lo hagamos, que imploremos la intervención de Dios en nuestras vidas, pero él quiere que no nos detengamos, que no nos distraigamos de camino, pidamos hoy el don de la fe para no solo creer en Jesús sino también creerle a Jesús.
Pasemos nuestro amor por él de la mente al corazón, Para convencernos definitivamente que el Señor es nuestro Dios, al cual obedecemos y seguimos.
En este segundo punto de la reflexión, meditemos en la frase: Todo el que crea en mí no siga en tinieblas.
En pocas palabras, nos damos cuenta de nuestra fe en el Señor, basándonos en nuestras obras, si estas son buenas, es porque tenemos la luz de Cristo, pero si van en dirección contraria a su evangelio, es porque nuestra creencia si en él es solo de mente y de labios, pero no de corazón.
Si hemos renunciado al pecado, es porque realmente hemos creído en Dios, porque nadie puede servir a dos señores o estamos en la luz o vivimos bajo las tinieblas a becar que su luz nos ilumine, y nos permita ver con claridad la realidad en la que estamos para convertirnos hacia él y experimentar su bondad y misericordia.
Como católicos, cada domingo profesamos nuestra fe y en el credo decimos en Dios Todopoderoso y creer en Jesucristo su único hijo, pero estas palabras deben salir del corazón y manifestarla viviendo en santidad del resto de los días.
La mejor manera de proclamar nuestra creencia en la trinidad es con nuestro testimonio de vida, y los valores cristianos que reflejamos a la sociedad.
El mundo necesita de personas que proclamen públicamente su fe, No con palabrerías, sino con actos de amor, con obras de caridad y socorriendo al necesitado.
Aceptemos la invitación del señor de no seguir en tinieblas y vivamos bajo su luz resplandeciente.
En el tercer punto de la reflexión meditemos esta frase, porque no he venido al mundo para condenar al mundo, sino para salvarlo, El plan de nuestro padre sobre la humanidad no es un plan de destrucción ni condenación, sino un plan de amor y redención.
Dios no ha querido salvar a sus hijos por sus propios méritos humanos, porque si así lo fuera, nadie podría llegar al cielo.
Porque el pecado está latente y la debilidad humana a veces parece imposible de controlar.
Por eso él envió a su hijo para que todo el que cree en él tenga vida.
Y esta es la verdad que todos necesitamos saber, que Jesús no vino para causarnos intranquilidad, ni reprocharnos el pecado, ni mucho menos para escandalizarnos ante los demás, porque en su corazón so no existe la maldad para nadie.
Él es benevolente y sabe tratarnos con amor y dulzura.
Lo que sí hace es mostrarnos el camino hacernos ver nuestros errores y busca la manera de que los reparemos.
Si ya sabemos que Jesús no vino a ser público nuestros pecados, porque tenemos actitudes distintas a su voluntad.
Pedamos perdón a Dios por las veces que hemos juzgado los para alcanzar la misericordia de Dios.
Ahora en el cuarto momento de la reflexión, meditemos en libertad que dan los mandamientos del Señor.
Jesús nos dice que los mandamientos de Dios son vida eterna, Y esto lo comprendemos fácilmente porque cumpliendo su palabra nos ganaremos el cielo, pero los que hemos vivido conforme a sus leyes divinas, Hemos comprobado una verdad que solo la podemos atestiguar si hemos sido fieles a él, ni es que sus mandamientos nos dan libertad, Porque haciendo lo que Dios nos pide, nos hace sentir libres para actuar, para hablar y para predicar su evangelio.
Por el contrario, quien no cumple sus mandamientos se acobarda, y esto se refleja en las mismas actitudes y gestos que hacemos cuando estamos en pecado.
Recordemos que Adán y Eva no anduvieron libres por el paraíso, Una vez cayeron en desobediencia, corrieron a esconderse de Dios y de toda la creación.
Porque el pecado la libertad de Dios y nos arrincona mientras la obediencia y los mandamientos del Señor nos hace libres, nos eleva la conciencia y la moral, nos vuelves sabios y nos permite dar pasos más firmes y caminar con seguridad por el mundo.
Así fue el testimonio de su hijo, quien cumplió perfectamente las leyes de su padre, y por eso no tuvo miedo alguno de predicar, de enseñar, ni de hacer las obras que hizo.
Asimismo será la vida de un católico fiel y cumplidor de los mandamientos de Dios, una vida segura y una persona confirmése convicción.
Hagamos hoy el compromiso de hacer la voluntad del Señor y de cumplir fielmente sus mandamientos para recuperar la libertad que necesitamos para vivir y de quémonos amar por nuestro padre recibamos su palabra y las bendiciones que vendrán de ahora en adelante.
Ahora con ayuda de las siguientes preguntas, busquemos en nuestro corazón una respuesta a Dios, demuestro mi finges a través de mis obras, creo en la eternidad de la existencia del Hijo de Dios?
Encuentro la verdadera verdad en el cumplimiento de los mandamientos de Dios? Oremos.
Divino Señor, creemos en ti y en tu padre.
Pero aumenta nuestra fe, fortalece nuestro espíritu y anima nuestras almas.
Concédenos el don de tu espíritu para conocer realmente tu voluntad y cumplir los mandamientos de tu padre.
Te lo pedimos a ti, que vives y reinas con el Padre en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos Amén.
Que el Señor te bendiga abundantemente en este día, en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén. Si esa reflexión te ha gustado, recuerda dar like, dejarnos tu intención en los comentarios y activar la campana de notificaciones.
Para que todos los días recibas estos preciosos mensajes Te saluda tu hermano Daniel deseándote un día lleno de bendiciones.
Somos Red Católica.
Proclamación del santo evangelio según San Juan En aquel tiempo, exclamó Jesús con fuerte voz, El que cree en mí, no cree en mí, sino en aquel que me ha enviado El que me ve a mí, ve a aquel que me ha enviado yo he venido al mundo como luz para que todo el que cree en mí no siga en tinieblas.
Si alguno oye mis palabras y no las pone en práctica yo no lo voy a condenar porque no he venido al mundo para condenar al mundo sino para salvarlo el que me rechaza y no acepta mis palabras tiene ya quien lo condene las palabras que yo he hablado lo condenarán en el último día porque yo no he hablado por mi cuenta sino que mi padre que me envió me ha mandado lo que tengo que decir y hablar y yo sé que su mandamiento es vida eterna Así pues, lo que hablo, lo digo como el padre me lo ha dicho palabra del Señor Gloria T.
Señor Jesús
Queridos hermanos y hermanas, para desarrollar esta sencilla reflexión, centrémonos tratención en cuatro puntos muy concretos.
En el primer momento de la reflexión, meditemos en la frase: El que cree en mi No cree en mí, sino en aquel que me ha enviado.
El maestro insiste en demostrar su íntima relación con el Padre Celestial, que nos dice hoy que ver y creer en Jesús es ver y creer en el padre.
No obstante, creer en los hechos acerca de Jesús, Es solo una parte, pero no lo es todo.
La feo creencia en el Señor va más allá de creer en ciertas cosas como verdaderas.
La creencia en Jesús es saber que él es todopoderoso y confiar en que él tiene el control de nuestras vidas.
Porque de nada sirve decir con los labios que él todo lo puede, pero dentro del corazón está la duda y la angustia.
Es como si tuviéramos una silla de frente y creer que está bien fabricada pero no ser capaces de sentarnos.
Creer implica una acción, un movimiento hacia adelante, pero si no somos capaces de dar pasos, es porque realmente no estamos creyendo en Jesús, quien cree en Jesús, le cree y porque le cree Sienta su fe solo en él.
Después de esto, ya podremos afirmar que creemos en dios su padre.
Porque la fe en su hijo es el trampolín que nos eleva hasta la presencia del altísimo.
Nosotros en algún momento también salido corriendo en busca de Cristo y está bien que lo hagamos, que imploremos la intervención de Dios en nuestras vidas, pero él quiere que no nos detengamos, que no nos distraigamos de camino, pidamos hoy el don de la fe para no solo creer en Jesús sino también creerle a Jesús.
Pasemos nuestro amor por él de la mente al corazón, Para convencernos definitivamente que el Señor es nuestro Dios, al cual obedecemos y seguimos.
En este segundo punto de la reflexión, meditemos en la frase: Todo el que crea en mí no siga en tinieblas.
En pocas palabras, nos damos cuenta de nuestra fe en el Señor, basándonos en nuestras obras, si estas son buenas, es porque tenemos la luz de Cristo, pero si van en dirección contraria a su evangelio, es porque nuestra creencia si en él es solo de mente y de labios, pero no de corazón.
Si hemos renunciado al pecado, es porque realmente hemos creído en Dios, porque nadie puede servir a dos señores o estamos en la luz o vivimos bajo las tinieblas a becar que su luz nos ilumine, y nos permita ver con claridad la realidad en la que estamos para convertirnos hacia él y experimentar su bondad y misericordia.
Como católicos, cada domingo profesamos nuestra fe y en el credo decimos en Dios Todopoderoso y creer en Jesucristo su único hijo, pero estas palabras deben salir del corazón y manifestarla viviendo en santidad del resto de los días.
La mejor manera de proclamar nuestra creencia en la trinidad es con nuestro testimonio de vida, y los valores cristianos que reflejamos a la sociedad.
El mundo necesita de personas que proclamen públicamente su fe, No con palabrerías, sino con actos de amor, con obras de caridad y socorriendo al necesitado.
Aceptemos la invitación del señor de no seguir en tinieblas y vivamos bajo su luz resplandeciente.
En el tercer punto de la reflexión meditemos esta frase, porque no he venido al mundo para condenar al mundo, sino para salvarlo, El plan de nuestro padre sobre la humanidad no es un plan de destrucción ni condenación, sino un plan de amor y redención.
Dios no ha querido salvar a sus hijos por sus propios méritos humanos, porque si así lo fuera, nadie podría llegar al cielo.
Porque el pecado está latente y la debilidad humana a veces parece imposible de controlar.
Por eso él envió a su hijo para que todo el que cree en él tenga vida.
Y esta es la verdad que todos necesitamos saber, que Jesús no vino para causarnos intranquilidad, ni reprocharnos el pecado, ni mucho menos para escandalizarnos ante los demás, porque en su corazón so no existe la maldad para nadie.
Él es benevolente y sabe tratarnos con amor y dulzura.
Lo que sí hace es mostrarnos el camino hacernos ver nuestros errores y busca la manera de que los reparemos.
Si ya sabemos que Jesús no vino a ser público nuestros pecados, porque tenemos actitudes distintas a su voluntad.
Pedamos perdón a Dios por las veces que hemos juzgado los para alcanzar la misericordia de Dios.
Ahora en el cuarto momento de la reflexión, meditemos en libertad que dan los mandamientos del Señor.
Jesús nos dice que los mandamientos de Dios son vida eterna, Y esto lo comprendemos fácilmente porque cumpliendo su palabra nos ganaremos el cielo, pero los que hemos vivido conforme a sus leyes divinas, Hemos comprobado una verdad que solo la podemos atestiguar si hemos sido fieles a él, ni es que sus mandamientos nos dan libertad, Porque haciendo lo que Dios nos pide, nos hace sentir libres para actuar, para hablar y para predicar su evangelio.
Por el contrario, quien no cumple sus mandamientos se acobarda, y esto se refleja en las mismas actitudes y gestos que hacemos cuando estamos en pecado.
Recordemos que Adán y Eva no anduvieron libres por el paraíso, Una vez cayeron en desobediencia, corrieron a esconderse de Dios y de toda la creación.
Porque el pecado la libertad de Dios y nos arrincona mientras la obediencia y los mandamientos del Señor nos hace libres, nos eleva la conciencia y la moral, nos vuelves sabios y nos permite dar pasos más firmes y caminar con seguridad por el mundo.
Así fue el testimonio de su hijo, quien cumplió perfectamente las leyes de su padre, y por eso no tuvo miedo alguno de predicar, de enseñar, ni de hacer las obras que hizo.
Asimismo será la vida de un católico fiel y cumplidor de los mandamientos de Dios, una vida segura y una persona confirmése convicción.
Hagamos hoy el compromiso de hacer la voluntad del Señor y de cumplir fielmente sus mandamientos para recuperar la libertad que necesitamos para vivir y de quémonos amar por nuestro padre recibamos su palabra y las bendiciones que vendrán de ahora en adelante.
Ahora con ayuda de las siguientes preguntas, busquemos en nuestro corazón una respuesta a Dios, demuestro mi finges a través de mis obras, creo en la eternidad de la existencia del Hijo de Dios?
Encuentro la verdadera verdad en el cumplimiento de los mandamientos de Dios? Oremos.
Divino Señor, creemos en ti y en tu padre.
Pero aumenta nuestra fe, fortalece nuestro espíritu y anima nuestras almas.
Concédenos el don de tu espíritu para conocer realmente tu voluntad y cumplir los mandamientos de tu padre.
Te lo pedimos a ti, que vives y reinas con el Padre en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos Amén.
Que el Señor te bendiga abundantemente en este día, en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén. Si esa reflexión te ha gustado, recuerda dar like, dejarnos tu intención en los comentarios y activar la campana de notificaciones.
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