Evangelio de Hoy Domingo 12 de Mayo de 2024 | REFLEXIÓN | Red Catolica

Ustedes estarán tristes, pero esa tristeza se convertirá en gozo.

Evangelio de Hoy Domingo 12 de Mayo de 2024

Eucaristía Digital

1- El cristianismo es el camino de la alegría.

2- Él desea venir y tomarnos de la mano, para sacarnos de la angustia.

3- Que el Señor nos libre de esta terrible trampa de ser cristianos sin esperanza, que viven como si el Señor no hubiera resucitado y nuestros problemas fueran el centro de la vida.

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EVANGELIO DE HOY DOMINGO doce DE MAYO DEL dos mil veinticuatro
Proclamación del santo evangelio según San Marcos En aquel tiempo se apareció Jesús a los once y les dijo vayan por todo el mundo y prediquen el evangelio a toda criatura El que crea y se bautice se salvará el que se resista creer será condenado estos son los milagros que acompañarán a los que hayan creído Arrojarán demonios en mi nombre, hablarán lenguas nuevas, cogerán serpientes en sus manos y si beben un veneno mortal, No les dará daño, impondrán las manos a los enfermos y estos quedarán sanos.
El Señor Jesús después de hablarles subió el cielo y está sentado a la derecha de Dios Ellos fueron y proclamaron el evangelio por todas partes Y el señor actuaba con ellos y confirmaba su predicación con los milagros que hacían palabra del Señor Gloria ti, Señor Jesús.
Amada familia, Antes de reflexionar sobre este hermoso evangelio de hoy, hagamos mención a la soledad que hoy la Iglesia nos propone.
La ascensión del Señor, es el gran acontecimiento y misterio que hoy toda la Iglesia Católica condemora, porque en ella se cierra el ciclo que inicia con la encarnación del Hijo de Dios.
Procuremos que toda obra nuestra nos acerque más a esta morada celestial donde Jesús nos espera.
Contemplemos esta solemnidad que hoy se nos presenta y pidamos a Dios las virtudes evangélicas que nos permiten alcanzar la santidad.
Ahora para el desarrollo de esta sencilla reflexión, apoyemos en los siguientes cuatro puntos.
En el primer momento reflexionemos sobre la frase: El que crea y se bautice, se salvará.
Hoy el maestro nos deja claro que la única forma de pertenecer al rebaño eterno es si aceptamos a Cristo y a su santo espíritu en nuestras vidas, y para ello debemos recibir el sagrado Sacramento del bautismo, con el cual iniciamos nuestra vida como un verdadero hijo de Dios, porque este actúa como llave hacia la puerta de la eternidad, Pues cada uno de nosotros que hemos recibido este Sacramento, debemos dar ejemplo las ovejas descarriadas, que como una vida edificada en los mandatos de Cristo.
Ciertamente muchos de nosotros recibimos el bautismo en nuestras vidas a causa de nuestros o familiares quienes nos inculcan las enseñanzas de Cristo, asimismo nosotros debemos inculcar a las próximas generaciones para que el sendero sea la salvación no se vea perdido.
Este es un fuerte recordatorio de cómo actualmente nos alejamos cada vez más de la fe en Cristo y nos apegamos a los deseos mundanos.
Es fácil descarriarse del camino a la verdad, por ello la salvación eterna es un logro que solo es alcanzado por los que viven siempre bajo la voluntad del Mesías.
Y cuando fuimos bautizados, nos hicimos cargo de cierta responsabilidades que debemos ir ejerciendo con el paso de la vida, como la de predicar el evangelio, anunciar las verdades del reino y desterrar el pecado.
En este segundo momento de la reflexión, meditemos en la frase: creer es un principio fundamental en la vida nuestra todos tenemos la necesidad de creer en algo incluso de nosotros mismos.
Pero quien cree en Cristo se salvará y quien no cree en él se perderá de sus promesas.
La salvación se logra con el acto de la voluntad que se fundamenta en el entendimiento.
Entonces con mi voluntad decido creer en él, la salvación depende de un ejercicio de la voluntad, de creer en las promesas de Dios y perseverar en su camino.
El Señor nos invita a no resistirnos, a creer en él y a aceptar que sus mandamientos nos dan libertad y a llevar el estilo de vida que nos propuso, pero si no creemos y rechazamos su palabra, nuestras vidas no tendrán sentido alguno.
No seamos parte del grupo de los incrédulos, no seamos quienes no practiquemos la fe ni las buenas obras, pidamos al señor el don especial que se requiere, para creer en toda su palabra, de esta manera lograremos salvarnos.
Porque creer en él no es algo del otro mundo, nuestra fe sencilla de entender y práctica para llevarle nuestra vida.
Oremos también por los que no tienen fe, por los que al no creer en Dios, debe contrario a sus mandamientos y leyes divinas.
Para que la eficacia de la predicación de la palabra los alcance, y puedan pertenecer al reino de nuestro padre.
En el tercer punto de la reflexión, analicemos las señales que nos acompañara Jesús ha dispuesto de unas señales visibles que aumentarán nuestra fe en él y que confirmarían nuestro apostolado.
Se podría pensar que estas señales son recompensas que tendremos por el ejercicio de la evangelización y la donación a Cristo.
Con ellas el Señor pretende hacer que otros se unan al interés de la salvación y sumar el número de los elegidos.
Una de ellas es la explosión de demonios Jesús nos ha dado potestad pero no es que nos esté dando la autoridad para expulsar los demonios de otros porque sabemos que la iglesia custodia este don a través del Ministerio de Liberación y Exorcismo.
Lo que nos está diciendo el Señor es que tendremos plena autoridad para expulsar nuestros propios espíritus demoníacos, y toda la contaminación espiritual que tengamos.
La otra señal que está unida a esta, una señal más con la cual Jesús nos hará ver su intervención y poder es la del don de sanación.
Como bautizados podemos ser instrumentos de sana y liberación solo si creemos totalmente en el Señor porque si dudamos de él no tendrá mayor eficacia nuestra di liberación, ni de sanación.
Lo más importante no son las señales, sino la fe de que Cristo vive y está después otro lado.
Ahora en el cuarto momento de la reflexión meditemos en esta frase.
El señor actuaba con ellos y confirmaba su predicación con los milagros que hacían.
A medida que avanzaban en su misión, los discípulos iban siendo testigos de las señales con las que el señor le confirmaba su presencia entre ellos, cuanto de nosotros no hemos sido testigos del poder y la acción del Espíritu Santo, Quizás cuando hayamos organizado un hermano, hemos sentido un fuego arder en nuestro corazón o en la lectura de la escritura sentimos como el espíritu santo nos abre el entendimiento y nos llena de sabiduría Jesús a cada uno nos confirma con alguna señal lo bien que nos estamos comportando y nos recompensa por cumplir con nuestro deber como padres y madres como hijos y como discípulos del evangelio.
Hoy en la fiesta de la soledad de la ascensión, glorificamos al señor que subió los cielos por su grandeza y poder demos gracias a él por cada regalo que hemos recibido de su parte y adorémoslo por toda su bondad.
Pongamos nuestra mente y corazón en las promesas de nuestro padre y entreguémosles nuestra conversión, nuestra vida, y todas nuestras preocupaciones para que se alejen los temores y se disipen las tinieblas.
El señor Herri con misericordia, y nos ama a pesar de nuestros pecados y desobediencia.
Devolvamos todo el amor que nos ha dado cumpliendo su voluntad y creciendo en el conocimiento de su hijo.
Ahora cuestionemos nuestro corazón para analizar nuestra propia situación confrontándonos con la palabra de Dios.
¿He condicionado al Señor para creer en él?
Comprendí que el bautismo es la llave que abre las puertas del cielo, que gracias y regalos Celestiales, he recibido por creer en el evangelio?
Reconozco la importancia de la fe, pre heredar la vida eterna, ¡Horemos!
Jesús aumenta nuestra fe para convencernos de que solo en ti está la salvación y la solución a nuestros problemas, nos abrimos a creer en ti y en las promesas de tu evangelio, pero danos la virtud de la perseverancia para no desfallecer por el camino.
Te lo pedimos a ti, que vives y reinas con el Padre, en la unidad del Espíritu Santo y eres Dios por los siglos de los siglos Amén.
Que el Señor te bendiga constantemente en este día en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo Amén.
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