El camino angosto a la paz personal – Dr. Charles Stanley
En este mensaje, el Dr. Stanley habla de Jesucristo como el Príncipe de Paz, y explica cómo podemos encontrar satisfacción interior y descanso verdadero por medio de una relación personal con Cristo. No permita que pecados como la ira, la inmoralidad o la amargura le roben la paz. Para más mensajes de Charles Stanley, incluyendo la transmisión de esta semana, visite www.encontacto.org/vea
El mundo no puede saciar el deseo de su corazón Mi paz dijo Cristo: Mi paz os doy, no cómoda que el mundo se esmera mortal.
HACE CUATRO DÉCADAS FUNDAMOS MINISTERIOS EN CONTACTO PARA GUIAR A TODO CREYENTE A CULTIVAR UNA RELACIÓN MÁS ESTRECHA CON JESUCRISTO.
Con los años hemos visto la grandeza de Dios su amor y su bendición de formas tan maravillosas que que que todo el mundo conozca al Señor, así que abramos la palabra de Dios y busquemoslo juntos.
Hoy en el programa en contacto el camino angosto a la paz personal.
Jesucristo dijo: Mi paz os doy, yo no os la doy como el mundo la da, no se turbe vuestro corazón, ni tenga miedo.
Y dio esas palabras a sus discípulos la noche antes de su crucifixión.
Claro, no entendieron del todo el significado, Tenían una idea de que algo muy serio estaba por suceder, pero les dijo, mi paz os doy, Si yo le preguntara hoy, ¿tiene usted paz en su corazón?
O sea, ¿tiene arraigado un sentido de satisfacción no significa que todo esté bien, pero tiene una relación con Dios por la cual está convencido de que lo que sea que enfrenten la vida estará bien.
¿Por qué tiene a Dios? Y la seguridad de que él mora dentro de usted.
Su nombre está en el libro de la vida del Cordero, si muere o él vuelve primero, sabe que irá al cielo y que todo este desastre habrá terminado, y todo estará bien, ¿Cómo prometió Dios?
¿Tiene esa sensación en su corazón?
Pues no vivimos tiempos muy pacíficos, eso es cierto, La gente no tiene paz en cuanto a su empleo, su matrimonio, sus hijos, las circunstancias en las que viven o dónde viven, o cómo tienen que vivir.
Entonces, cuando el señor viene y dice, mi paz os doy, yo os la doy, como el mundo la da, O sea, el mundo no puede dar la clase de paz que ofrece Jesucristo.
Entonces, le pregunto, ¿tiene usted esa clase de paz?
Puede decir, con franqueza, tengo esa sensación de paz ahora, la palabra griega es e Irene, que significa significa unir algo, o sea, juntar algo.
Es decir, si alguien tiene paz genuina, Sentimos esa unidad en nuestro corazón.
Sentimos esa unión sin conflicto.
Sin consternación y todo lo demás que transcurre, la paz que ofrece Jesucristo es una paz que viene de una relación con él.
Esa es la única fuente genuina de paz duradera. Todo lo demás en el mundo es falso.
Alguien puede tener todo el dinero que quiere en el mundo, ir a donde quiera, hacer casi todo lo que quiera hacer, tener a casi quien quiera tener Pero si no tiene a Cristo, no tiene paz.
No necesita más nada ni necesita a más nadie para tener paz.
Jesucristo dijo, Mi paz os doy. ¿Por qué dijo eso?
Porque esa es la única fuente de paz genuina y real. Una relación personal con Jesucristo.
Pensemos, pues, en lo que dijo el señor, y como lo dijo, Afirmó que somos los hijos de Dios, quien es Dios de paz, esos somos.
Al recibir a Cristo como nuestro salvador, aceptamos una nueva relación.
La más importante en la vida, la única que durará más allá de esta vida, y es una relación con Cristo.
Dijo que hemos de ser seguidores del príncipe de paz, quien es el príncipe de paz Cristo.
Él es la vía, Él es el príncipe, y dijo en el sermón del monte que hemos de ser llamados pacificadores.
Me pregunto ¿Cuántos aquí se consideran pacificadores? Ahora, algunos tendrían que admitir.
Bueno, no en la situación que vivo, no soy pacificadores.
Pues, Cristo no dijo, excepto sí ni, pero hemos de ser pacificadores.
Mire, debe haber algo en nosotros que nos conecte con alguien más, y les ayude a conectarse con él, verdadero pacificador, para que las cosas comiencen a cambiar.
Cuando nuestra relación con Cristo esté bien, tendremos la base de verdadera paz.
Hasta tanto no suceda eso, no estar allí.
Si le pregunta a la mayoría de la gente, ¿tiene usted más?
Bueno, quizás a veces, pero en el fondo, en verdad no.
Y pienso en todo lo que dijo Jesucristo, afirmó habernos dado el don de la paz.
No es algo que desarrollemos nosotros, Es un don que él nos da. ¿Cuál es ese don?
Presta atención. El don es el mismo.
Cuando Cristo viene a nuestra vida, mucha atención, él satisface los anhelos de nuestro corazón promete hacerlo.
Él satisface esa hambre y esa seda en nuestra vida, que en verdad nos sacia.
El mundo tiene toda clase de imitaciones, pero hay una senda angosta la paz no es la del mundo.
Este ofrece muchas falsas. Hay una sola senda a la paz.
Y la mayoría de la gente muere sin haberla hallado.
Y le pregunto si sabe lo que es esa paz.
Sabe transitar por esa senda, o como el resto del mundo, está tratando de obtener esto de aquello, ir de aquí a allá, hacer esto y lo otro, buscando algo que llene el vacío, que carcome su corazón, algo es seguro.
No puede falsificar su paz, no puede.
La paz es un don valioso, preciado de una persona que es Jesucristo.
En ninguna parte de la Biblia dice que haya otra fuente.
Pero solo le pregunto si la tiene.
No significa que tiene todo lo que quiere en el mundo, sino preste atención.
Puede tener la realización continua y plena de la paz, de Dios, en su vida, y no tener muchas cosas.
¿Cuánto pienso en Jesucristo y los apóstoles les dijo: Mi paz os doy, yo no os la doy como el mundo la da, ¿Por qué lo dijo?
Porque les decía, el mundo no puede saciar el deseo de su corazón.
Mi paz dijo Cristo, mi paz os doy, no como la que el mundo se esmera por dar.
Entonces, al pensar en eso, encontré este versículo bíblico, que no sé cómo lo había pasado por alto todos estos años, y me avergoncé al darme cuenta de lo que había pasado por alto.
Tuve que pedirle a Dios que me perdonara.
Le invito a acompañarme a Lucas diez, y tendrá que pedirle a Dios que le perdone también, Pero veamos, en Lucas capítulo diez, cuando Jesucristo enviaba a sus discípulos, Bueno, los instruía en cuanto a qué hacer y cómo hacerlo.
Dice así, en el versículo cinco, Ahora, piensen esto y aplíquelo a su vida, no piense que está en el Nuevo Testamento, sino ahora mismo.
En cualquier casa donde entréis, primeramente decir, paz sea esta casa. ¿Ve lo que dice allí?
En cualquier casa donde entres, primeramente decir pase a esta casa y me puse a pensar, Señor, ¿en cuántas casas he estado en mi vida y nunca he dicho eso?
Cristo dijo, en cualquier casa donde entréis primeramente, decir pase a esta casa.
Así que tuve que pedirle perdón a Dios. Pensé, señor, no he hecho eso.
Alguien dirá, Jesucristo, no se refería a eso, claro que sí.
Así que, Cristo lo dijo muy en serio, quiso decir, orrin por esta casa, Ore, por quienes viven aquí.
¿Qué clase de problemas tienen? ¿Tienen problemas matrimoniales con sus hijos, problemas económicos?
Decepciones y todo lo que pasa en un hogar, Cristo siempre tenía un propósito para todo lo que decía.
Así, pues, lo que les dijo fue, cuando vayan, a donde vayan.
Bendiga en esa casa antes de entrar.
Ahora, hay cosas que nos roban la paz en nuestra vida, y deseo que pensemos al respecto.
Por ejemplo, Dios ha prometido darnos paz, y sí tenemos paz con Dios cuando nuestro corazón está bien.
Hemos ido a salvo por la gracia de dios, no significa que nunca picaremos, pero le pedimos perdón y nuestro caminar es un andar de parte.
Pero hay pensamientos e ideas que nos roban la paz.
Recuerde que la paz es un camino angosto, o sea, si andamos en paz, hay muchas cosas que no estarán en ese camino.
Así que pensemos por un momento en algunos ladrones de la paz.
Uno de ellos son los pensamientos lujuriosos. No se puede tener pensamientos lujuriosos y tener paz.
Porque el espíritu de Dios, en un cristiano, por ejemplo, nos hará sentir no solo paz y no una sensación de convicción, Al mirar algo a alguien con lujuria, no es que el Espíritu de Dios diga, Bendiciones, El espíritu de Dios está dando la convicción de que no debería haber, mirar, pensar, desear, ni codiciar.
El camino angosto a la paz se elimina muchas cosas.
Los pensamientos, lo juriosos, no crean paz, sino caos en el corazón de alguien, en el alma de alguien.
Y vivimos en una sociedad que está llena de eso. Ese es un pensamiento.
Otro ejemplo son los sentimientos de culpa.
Si se siente culpable por pecado en su vida, Siente culpa por algo que no hizo o que no debió haber hecho, culpa por lo que dijo o que no debió haber dicho, no puede tener paz.
Mucha atención. Si me escucha, si me escucha, dígame. La paz es frágil.
La senda de la paz es muy angosta.
Es decir, Los pensamientos de culpa destruyen la paz, o el enojo, No se puede estar enojado y estar en paz, no se puede.
Dios habla de la ira, no tiene cabida en nuestros corazones.
No puede estar enojado con alguien y tener paz en su corazón al mismo tiempo.
Alguien dirá: Pues si usted sabe lo que le hicieron, tiene derecho a estar enojado, claro que no.
¿Cómo puede tener paz en su corazón?
Si algo por dentro le carcome, y le amarga más y más cada día, no puede.
La paz es una senda angosta.
Pienso en las personas que, por ejemplo, están muy amargadas por algo que sucedió en su pasado y no pueden superarlo.
La forma en que les trataron. Quizás lo que sientan sea verdad.
Y en ninguna parte de la Biblia dice, ¿Tienes derecho a estar enojado y amargado si alguien hace esto y aquello?
No. Le diré que resolvió eso.
Cuando Cristo fue a la cruz, si alguien tenía derecho a estar amargado, enojado y resentido era él, pero no lo estuvo.
Entonces, con su ejemplo, nos enseña, en su palabra, a no estar amargados y enojados, no importa lo que pase.
Ya hay muchas personas que son desdichadas hoy porque están resentidas con alguien por algo que les hicieron.
Quizás le traicionaron de algún modo, quizás rompieron una promesa que le habían hecho.
Pienso en cuántas personas se hicieron promesas en el matrimonio y rompen esas promesas, no puede llevar una doble vida y tener paz.
No importa cuán fino sea su auto, ni cuán cuantiosa sea su cuenta bancaria, ni cuál sea su cargo, puede ser el número uno en cualquier situación en la que esté.
No hay paz con Dios, sin ser obediente a Dios, no se puede. El mundo no cree eso.
Están tratando de matar a su conciencia, y sus sentimientos, porque lo que sucede dentro de ellos está mal y está destruyéndoles.
Nuestra mente no podemos evadir nuestros pensamientos con una pastilla o un trago.
Mire qué insensatez, pudiendo tener la paz del amoroso padre celestial, y decimos, no tomaré esta ruta.
Y luego hay personas que parecen muy buenas, al verlas, egocentrismo, Son muy egocéntrica, todo eso yo, todo es lo que quiero.
Todo se trata de lo que merezco, todo lo que pienso. Se trata de lo que quiero hacer.
Mire, no puede tener paz y está ensimismado.
Ese egocentrismo es egoísta, habla de orgullo, No puede tener paz así.
También pienso en la gente que duda, gente que vive en duda.
Dudan de la palabra de Dios, Dudan que Dios conteste su oración, dudan que ir a la iglesia impacte al mundo, Durante sus amistades, de sus relaciones, son escépticos por naturaleza, no hay paz en eso.
De hecho, si lo pensamos, es una senda muy muy angosta, la que lleva la paz genuina.
Porque estamos rodeados de muchas cosas que nos robarán la paz. Sí, lo permitimos.
Puede vivir en paz, tener paz, disfrutar la paz en un mundo confundido, aturdido y tan malo como oeste, si puede.
Mire, no es una relación más. Es una relación punto.
Eso debería escribirlo. No es una relación más, es una relación punto.
Es Cristo en usted. Él es la fuente de paz.
Él es el proveedor de paz.
Él y solo él, y con solo ver a su alrededor, hablar con sus amigos o enemigos o con sus compañeros de trabajo averigüe con cuántas personas, de las personas con quien hable, puede percibir por su conversación si tienen paz o no.
Porque mire, alguien que no tiene paz, no puede esconderlo.
Y la gente cree que, si consigue suficiente dinero, tendrá paz. ¿Cuánto dinero es suficiente? ¿Nunca es suficiente?
Hay una sola senda de paz genuina y verdadera, es tener un sentido de unión con Dios.
Un sentido de unidad, Esa es la fuente de toda paz genuina, pase lo que pase.
Por eso es que conocemos gente, de vez en cuando, que está pasando por situaciones que nos hacen pensar cómo pueden manejar eso.
Y, de vez en cuando, conozco a alguien que me Voy pensando, señor, espero que yo pueda tener esa clase de paz que tienen en lo que están pasando.
Cristo, Cristo, Cristo, Cristo, Cristo, Cristo, es la fuente de la paz genuina y duradera.
Cualquier otra cosa y todo lo demás es un sustituto.
Pienso también en la gente que viven dudas sobre las cosas de Dios.
Pienso, por ejemplo, en quienes no son creyentes, y he vivido lo suficiente para saber esto.
Nunca he conocido a alguien, que no sea cristiano, y me haya dado evidencia genuina de que en verdad sea feliz.
Todo muy superficial.
Mucho de esto, sonaba bien, Pero mientras más escuchaba y observaba, era lo que no veía, no escuchaba.
Eso no es paz. Le digo algo, cuando tiene a Cristo en su corazón, no puede reservárselo.
No quiere decir que tenga que simular No hay nada que fingir, solo permite que él exprese quién es mediante su conversación.
Fíjese, su conversación, su conducta y su carácter.
Y creo, por ejemplo, que las personas que viven en incredulidad, son desdichadas, no importa lo que digan, son infelices.
Si no tienes Cristo en su vida, permítame preguntarle, ¿Qué tiene en lo que en verdad pueda depender?
Jesucristo, Es la fuente, el camino angosto, a la paz.
Es una relación con Cristo. Pienso, por ejemplo, en las personas que se vuelven envidiosas.
Creen que todo lo tienen y viene alguien más si se ponen celosas por eso, por aquello y envidiosas de alguien, eso no es paz, La paz es un don de Dios que viene mediante la presencia de Cristo en nuestra vida, Esa es la fuente de paz.
Por eso es que algunas personas pueden pasar por las situaciones y circunstancias más terribles de pérdida sufrimiento pesar y dolor en su vida, y tienen ese gran sentido inquebrantable de paz.
Porque tienen una relación con Jesucristo. Ahora, ¿cómo experimentamos esa paz?
Te invito a tomar notas. La primera es esta.
Debemos creer que Dios tiene el control de nuestra vida, y de nuestras circunstancias.
Si no lo creemos, no tendremos paz.
De lo contrario, trataremos de tomar el control y no hay paz en esa lucha.
Pero creo que Dios tiene el control absoluto si lo tiene.
Solo porque yo me descontó no significa que Dios también pierde el control ni que no controle nada.
Así que pregúntese. Creo que Dios tiene el control de mi vida.
Lo dije que lo sintiera, Creo que él tiene el control, la segunda afirmación es esta.
Debemos creer que su oferta de paz es real Y estás dispuestos a aceptarla a pesar de nuestros sentimientos.
No vivimos por emociones. Su oferta, mi paz os doy.
Yo nos la doy como el mundo la da. No se turbe vuestro corazón.
Lo que les doy dice, él no lo da el mundo, porque eso no satisface para nada.
Luego, para poder tener paz, debemos rendir por completo nuestra vida.
Mente, voluntad y emociones a Cristo como señor.
Debemos rendir por completo nuestra vida, mente y emociones a Cristo como señor.
O sea, mi carácter mi conversación y mi conducta, debo rendirlas a él.
Paz, es esa maravillosa relación eterna, esa unidad con Cristo.
¿Significa que nunca tendremos problemas? No. ¿Acaso nunca nos enfermaremos? No. No tendremos temor, no.
Pero pasa esto. Lo que venga y cuando venga, podemos reaccionar con esta certeza a absoluta, el Señor Jesús, que está en mí, me sacará adelante.
Él será suficiente, pase lo que pase en mi vida. Entonces, le pregunto.
¿Tiene paz en su vida?
Cuando llegó hoy, se sentó allí, estaba preocupado por algo, inquietado por algo, quizá sentía envidia, o tal vez, sintió codicia, quizás se sentía consternado por la forma en que lo han tratado.
Tal vez estaba consternado por lo que sucede da mañana por su empleo, o por esa persona que le desagrada su presencia.
Mire, puede ir a la iglesia y salir en terrible condición, a menos que esté dispuesto a entregar su vida a Cristo.
Y a decir, señor, aquí estoy, aquí tienes mi vida, confiarenti, no por cómo meter trate la gente, ni por lo que reciba o no reciba, confiaré en que seas en mí, lo que solo tú puedes ser.
Confiaré en que tienes control absoluto, y que harás que todo salga de manera tal que sea de bendición para ti, señor, y de bendición para mí.
A veces, las pruebas y circunstancias más dolorosas en la vida resultan ser un semillero.
Un simple semillero de paz maravillosa que Dios envía a nuestra vida. Habrá mucha atención.
Ha escuchado todo esto, y cada quien sabe en su corazón si tiene paz o no.
No tiene que preguntarle a nadie, usted mismo sabe si tiene paz o no. Preste mucha atención.
Puede tenerla. No importa lo que esté pasando, puede tenerla.
La invitación a la paz siempre está allí de parte de Cristo.
¿Qué se requiere de mí? ¿Entregar mi vida a él?
Está bien, señor, arruiné todo. Me rindo a ti, lo que decidas, eso haré.
Creeré que tú eres la fuente de mi paz, eres mi paz, y me sacarás adelante en lo que enfrenté.
Me ayudarás a superarlo.
Sé en mi corazón que eres la fuente de mi paz.
Por último, le pregunto, Si Cristo no es la fuente de su paz, sea sincero.
Si Cristo no es la fuente de su paz, ¿Cuál es?
Me encanta ese versículo. Mi paz os doy.
Yo no os la doy como el mundo la va, no se turbe. Vuestro corazón, ni tenga miedo.
Quizás se esté escuchando, viendo y piense, bueno, es que usted no conoce mis circunstancias, dios sí.
Él las conoce a fondo.
Y sabe lo que está dispuesto a hacer, perdonar, su pecado, limpiarle, pero es cuestión de rendirse, y es cuestión de fe.
Estoy dispuesto a creer que Dios puede arreglar este terrible desastre que he hecho.
Si entrego mi vida a él, le pregunto. ¿Hay algún desastre muy grande para Dios?
Entonces, ¿él puede encargarse o no?
Él está esperando que lo aborde, esperando que se lo traiga y le diga, señor, he echado a perder mi vida, he herido a otros, he traicionado, o lo que sea que haya hecho en su vida, y lo entrego todo a ti.
Rindo mi vida a ti. ¿Qué hará él?
Le perdonará mucha atención y lo olvidará. Y le dará un nuevo comienzo.
Y esa es mi oración por usted.
Padre, gracias por no habernos dado una lista de veinte cosas que hacer, y cambiar para tener paz.
Dijiste, confía. Confía. Confía en mí.
Gracias por amarnos tanto, que lo hiciste tan sencillo y preciso.
Gracias por amarnos tanto, que nos perdonas y olvidas, Y NOS DAS UN NUEVO COMIENZO EN EL NOMBRE DE JESÚS.
Amén.
Si este programa ha sido de bendición para usted, por favor, visite en contacto.org.
Ser más como Cristo cada día y reflejar su gloria es una aventura que dura toda la vida.
Tenemos semejantes a él. Un nuevo folleto del Dr. Charles Stanley obtenga su copia gratis hoy.
¿QUÉ CLASE DE VIDA QUIERE VIVIR EN OBVIDENCIA DELANTE DE DIOS O VIVIR PONIENDO EN RIESGO SUS CONDICIONES SOLO UN HIJO DE DIOS Que No SE DEN SUS CONVICCIONES PUEDE MANTENERSE FIRME.
Mi vida.
Si te pudiera mostrar todos los momentos vividos, tantos momentos que le hacen ser quien soy, pero LO Que HA HECHO MI VIDA COMPLETA ES CRISTO.
A veces él dice no A veces él dice por este camino PERO A VECES ÉL DICE: ESPERA, SOLO ESPERA.
ESPERAR EN DIOS No ES LO Que CREE EN LA MAYORÍA la gente no quiere decir que uno no hace nada.
Hago lo que Dios quiere que haga hasta este punto y espero el siguiente paso.
En contacto, estimulamos a todo creyente al cultivar una relación más estrecha con el Señor Jesucristo y apoyamos la labor de la Iglesia local.
Este programa es fastrocinado por ministerios en contacto.
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