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De rodillas somos más altos y más fuertes

La vida está llena de todo tipo de pruebas y decisiones difíciles que hay que tomar. En esas situaciones, puede ser difícil saber qué hacer. El Dr. Stanley explica que cada vez que reaccionamos con oración, no podemos equivocarnos. La oración nos permite echar nuestras cargas sobre el Señor y recibir guía y provisión de Él. Podemos experimentar el poder del Señor para la vida diaria cuando estamos dispuestos a buscar a Dios seriamente y de rodillas. Para más mensajes de Charles Stanley, incluyendo la transmisión de esta semana, visite www.encontacto.org/vea

Hace cuatro décadas hundamos este ministerio para estimular a todo creyente a cultivar una relación más estrecha con el Señor Jesucristo y apoyar la labor de la iglesia local.
Dios no solo está enviando gente, nos ha dado los medios de comunicación, la radio, la televisión, para que podamos llevar el evangelio a todos los países del mundo cada día.
Ministerios en contacto celebramos cuarenta y cinco años la fidelidad de Dios.
En contacto con el doctor Charleston, celebra cuarenta y cinco años de la fidelidad de Dios, y de llevar el mensaje del evangelio alrededor del mundo.
Hoy, en el programa en contacto, de rodillas somos más altos y más fuertes.
En la vida se nos presentan toda clase de problemas y a veces no sabemos cómo responder.
Decimos, señor, ¿dónde estás en medio de todo esto? Porque no haces nada.
A veces pensamos, señor, si en verdad me amaras, no permitirías que me pasara esto o Si en verdad me amaras, no indicarías qué hacer en este momento en mi vida.
En ocasiones estamos confundidos, no sabemos qué hacer.
Pero hay una cosa que siempre debemos hacer en cada ocasión, sin excepción.
Y de eso quiero hablar en este mensaje.
Porque hay un libro en la Biblia que habla de lo que debemos hacer lo propicio en cada ocasión.
Así que le invito a buscar el libro de Nehemías. Quizás piense, es ese el profeta.
¿Cómo sabremos qué es lo propicio en cada ocasión? ¿Lo verá en un momento? Permítame darle un poco del trasfondo.
Nehemías era el copero del rey Arthajerjes, y Ser el copero del rey implicaba tener un cargo de gran responsabilidad y eran muchas las exigencias.
De hecho, debía ser de buen parecer saber exactamente qué clase de vino, deseaba el rey, debía conocer todo el protocolo pertinente.
También era la persona que decía si se podía, o no ver al rey.
Entonces, aunque por un lado podían haber sido amigos del rey, pero el rey era el rey.
Así que habiendo estado allí ya un tiempo, su hermano y otros vinieron a él de Jerusalén y dijeron, Nehemías, queremos contarte lo que ocurre en Jerusalén.
Las puertas están quemadas y los muros derribados hay caos, somos objeto de burla en todos los aspectos, no hay nada que podamos decir que es bueno.
Ahora, ciento cuarenta años antes, los babilonios derribaron los muros y quemaron las puertas, mataron a muchos y tomaron a muchos cautivos.
Ciento cuarenta años después aún no se habían reconstruido los muros.
Por eso eran empresas de toda clase de enemigos que continuamente los hostigaban.
Entonces, mientras le contaba al Nelson, reaccionó así en el capítulo uno, versículo cuatro.
Cuando oí las palabras, me senté y lloré.
Me hice duelo por algunos días, y ayuné y oré delante del Dios de los cielos.
Y dije, te ruego, oh Jehová, Dios de los cielos, fuerte, grande y temible, que guarda el pacto, y la misericordia, los que le aman, y guardan sus mandamientos, esté ahora atento a tu oído y abiertos tus ojos para oír la oración de tu siervo, ¿Qué hago ahora delante de ti día y noche por los hijos de Israel?
Tus siervos, confieso los pecados de los hijos de Israel, que hemos cometido contra ti.
Sí, yo, y la casa de mi padre hemos pecado, En extremo nos hemos corrompido contra ti, y no hemos guardado los mandamientos, estatutos, y preceptos que deseamos es tu siervo, acuérdate ahora de la palabra que diste a Moisés tu siervo diciendo, si vosotros pecares, yo os dispersaré por los pueblos, Pero si os volviéramos a mí, y guardareis mis mandamientos y los pusieris por obra, aunque vuestra dispersión fuere hasta el extremo de los cielos, De allí os recogeré, y os traeré al lugar que escogí para hacer habitar allí mi nombre.
Ellos, pues, son tus siervos y tu pueblo, los cuales redimiste con gran poder, con tu mano poderosa.
Te ruego, Jehová, esté Ahora atento a tu oído, a la oración de tu siervo, y a la oración de tus siervos, quienes desean reverenciar tu nombre.
Concede ahora buen éxito a tu siervo, y dale gracias delante de aquel hombre, porque yo servía de copero al rey.
Quizá se pregunte qué tiene eso que ver con saber exactamente qué hacer en cada ocasión.
Tiene mucho que ver, porque descubriremos algo en este libro, en todo el libro de Nemias, cada vez que él se encontraba en una situación o circunstancia, con problemas o amenazas, siempre que buscaba dirección sin falta, era un hombre que vivía de rodillas.
O sea, aprendió el gran poder de la oración.
Aprendió las grandes maravillas que Dios estaba dispuesto a hacer en por y mediante él como resultado de eso.
Al considerar todo esto, pienso en el principio, que es muy Evidente aquí, y es que, de rodillas somos, más altos y más fuertes.
Con esto quiero decir que, nuestro impacto es mayor, y experimentamos más poder fuerza y vigor para enfrentar lo que sea en la vida con éxito.
Porque la oración es la herramienta select, que Dios nos da para alcanzarlo, hablarle, rogarle, y también recibir de él.
Pienso que una de las bendiciones más grandes que Dios nos ha dado, no la valoramos, o, digámoslo, no la usamos apropiadamente.
Pero de algún modo al observar la vida de Nehemías, él sabía cómo hablar con Dios, sabía dirigirse a él.
Sabía lo que ellos requería. En este libro vemos que ocurrieron milagros asombrosos.
Dice la Biblia que un día estaba afligido y se presentó ante el rey.
¿Quién le preguntó por qué estás triste? ¿No estás enfermo?
Luego relata que cuando el rey le hizo esa pregunta, Nehemías oro a Dios, oro antes de responderme al rey.
Al escuchar cuán terrible era la situación, oh, 0, al estar frente a Rey con la gran oportunidad de responsabilidad de responder a la pregunta, ¿Por qué estás triste si no estás enfermo?
También oro. Y le contó al rey, ¿cuál era la situación?
No solamente se lo dijo, sino que luego el rey le ofreció en que puedo ayudarte, a lo que él respondió, necesito madera y tantos materiales de construcción.
Además, necesitamos protección para ir hasta Jerusalén sin ser atacados, Entonces, el rey le concedió todo lo que Nehemías pidió.
Fue algo realmente milagroso, porque Nehemías era solo un copero.
Pero cuando él oro en respuesta a lo que sus hermanos le habían contado, también oro frente al rey, y veamos lo siguiente.
Al partir, y luego llegar a Jerusalén, oró mientras buscaba la visión y dirección de Dios para saber que llevar a cabo esa gran tarea.
Desde un principio, Nehemías comenzó a hablar con la gente.
Sin embargo, él entró en una situación en la que quizás No conocía a nadie en ese momento en particular, entró en escena, y, a la vez, tendría que asumir el liderazgo.
Tal vez para muchos no era buena idea.
Quiere decir que vienes acá a decirnos qué hacer, Así que tuvo que pedirle dirección a Dios.
Luego comenzó a hablar con algunas personas y observó el lugar muy en secreto, al hablarles estuvieron de acuerdo, y él les dijo, vamos a reconstruir esto.
El espíritu de Dios estaba sobre él, siempre que vemos a Nehemías, está de rodillas ante Dios.
¿Y qué pasa? Lo que sucede es que, se va volviendo más y más alto en su influencia entre la gente.
Más y más fuerte al enfrentar un obstáculo tras otro.
El mismo dios de Nehemías es el mismo dios nuestro.
En este relato vemos lo que ocurrió como resultado de un hombre que vino de lejos, y tuvo que decidir qué hacer y cómo hacerlo en cincuenta y dos días, o sea, En menos de dos meses, dice la Biblia que en cincuenta y dos días terminaron el muro, ¿cómo lo lograron?
Primero que todo, Nehemías no estudió ingeniería ni construcción ni nada de eso. ¿Sabe qué?
Él era el copero del rey.
Ahora, les explicaba cómo re edificar el muro y reconstruir las puertas Además, al mismo tiempo tenía que actuar como un general, porque necesitábamos un ejército pequeño que le protegiera, pues no dejaban de perseguirle.
Sus adversarios trataban de hacerlo bajar para conversar sobre la construcción.
Seguramente les dijo que no tenía nada que hablar y que estaba muy ocupado para conversar con ellos.
Así que, entrenó al pueblo para edificar la ciudad, entrenó al ejército a tener en una mano, un instrumento para construir, y en la otra uno para pelear.
Realmente, a lo que sucedió en esos cincuenta y dos días los días siguientes fue que pasaron de un caos total del desorden a la organización, prestos para pelear y defenderse, reconstruir los muros y las puertas.
No solo arreglar su situación económica, sino sus relaciones unos con otros, comenzar a diezmar y adorar, otra vez tuvieron un avivamiento.
Esos cincuenta y dos días y los meses siguientes. Ahora, ¿cómo pasó todo eso?
Un hombre que decidió vivir de rodillas, llegó a ser más alto espiritualmente y más fuerte.
No solo en su habilidad y destreza para unir a las personas, desafiarlas, corregirlas en las cosas incorrectas.
Que debían confrontarse, él sabía que no estaban bien. Los desafió en cada punto.
Pudieron haber dicho, no, pudieran haber refutado, ¿quieres que reconstruyamos todo esto, tratamos de años y no pudimos?
Nehemías tenía algo especial. Escuche bien. Puede haber algo especial en usted si tiene una buena relación con Dios.
Dios podría usarla de una manera asombrosa, si usted se lo permite, si tiene fe en que él puede hacer y si está a disposición de que Dios lo haga.
Escucho bien, no nos menospreciemos a nosotros mismos, sino al poder de Dios e inmediato.
De nosotros. Nemía ser un ejemplo perfecto de lo que puede ocurrir ahora.
Cuando pienso en sus inicios, Él comenzó como copero del rey de rodillas ante Dios, y Dios se empezó a actuar en su vida.
Lo que quisiera hacer en este mensaje es, mencionar varias cosas que en verdad ocurren al comenzar, a orar seriamente delante de Dios, y ver cómo él actúa en nosotros.
Quisiera que se olvidara del pasado, quizás diga, de hecho, esto y aquello. Lo olvidé todo lo pasado.
Lo importante es qué quiere y puede hacer de ahora en adelante. Piense en lo que dijimos.
Y es que, de rodillas somos más altos y más fuertes, en el alcance efecto e impacto que tenemos en quienes nos rodean.
Enfrentamos cualquier cosa con fortaleza y confianza al andar, de rodillas ante Dios.
Quizás diga, quiero decir que debo rodriarme cada vez que Ores, no, pero deseo que escuche con atención.
Hay algo especial al arrodillarse que marcó una diferencia y sé que algunos no pueden hacerlo, pero la verdad es que no es tanto Él arrodillarse sin no orar es hablar con Dios.
Así que quisiera que piense en esto un momento, porque muchas personas hablan con Dios bueno, anoche Oré, y yo siempre oro, oro.
Pero, en verdad, ¿cuándo oramos seriamente?
¿Confiamos en que Dios hará algo o solo esperamos que así sea.
Hay una gran diferencia en expectativa, confiar y esperar.
Yo sabrá de confiar en él, creer en él y esperar en él que actúe. Pensemos sumamente honesta.
¿Cuándo nos arrodillamos? O cuando oramos, lo que debemos hacer es reconocer que Dios no ha olvidado que Dios es el soberano del universo, o sea, que tiene control absoluto de todo como lo dice en el Salmo A ciento tres, Jehová estableció en los cielos su trono y su reino dominar sobre todo, todas las cosas, tiempos y lugares, todo.
Escuche bien, si Dios no es el soberano de luz de inverso para llorarle, Sabemos que hay muchas cosas que parecen ser imposibles.
¿Por qué orar a Dios si no creemos que sea soberano en control y dominio total?
¿Por qué hablar con él? Así que recordemos a quién oramos.
No es el hombre allá arriba, como algunos lo llaman.
O dicen, Dios hará esto y aquello por mí, es el soberano Dios del universo, aunque es Dios, y eso verá, no, también es mi amigo, pero mire, Dios puede ser nuestro amigo, pero nunca deja de ser el creador, y nunca deja de ser quien gobierna el universo, nunca deja de ser amo.
Y, señor, A veces vamos a Dios en oración, como si fuera mi camarada.
Dios no es nuestro camarada, él es el soberano Dios del universo, el creador, sí, notamos como Nehemías se dirigía a Dios, Es interesante ver que cuando oraba, usaba las mismas palabras que, por ejemplo, usó Moisés en deuteronomía al orar, la misma palabra que Daniel en el capítulo nueve, no, note lo que dijo.
Al orar, te ruego Jehová, dios de los cielos, Dios de los cielos amo quien gobierna, y reina, fuerte, grande y temible.
¿A qué se refieren Nehemías? A labrarle el fuerte, grande y temible Dios.
Habla de la santidad de Dios, que él es santo.
Y me pregunto con qué frecuencia al orar pensamos, soy un ser humano pecador hablando con el Dios santo.
No es nada frívolo hablar con Dios todopoderoso. No es un juego.
Dios no es el hombre allá arriba.
Él es el Dios soberano del universo, así que se presenta ante el Dios santo. ¿Y qué pasa?
Lo siguiente que vemos es que comienza a confesarle a Dios su pecado, no solo los pecados de la nación de Israel, la oración de Daniel es similar, Habla de los pecados de la nación de Israel.
Pero notemos que Nehemías dijo, mi padre, mi padre, hemos pecado contra ti, nos hemos corrompido a causa de nuestro pecado.
Lo que deseo que veamos aquí es simplemente esto.
Después de reconocer la soberanía de Dios y la santidad de Dios, Nehemías trata todo este asunto del pecado.
Mucha atención. Si me escucha, dígame.
La pureza de corazón y el poder de Dios, van unidos, entrelazados, si queremos el poder de Dios en nosotros.
Nuestra vida debe ser pura, No significa que nunca cometeremos errores ni picaremos escuche.
Quiere decir que somos sensibles al pecado lo que impide el poder de Dios en nuestra vida, lo confrontamos de inmediato.
Si Dios nos quebranta por algo y nos arrepentimos enseguida, no nos aferramos a ese pecado.
Estamos dispuesto a corregirlo, lo confrontamos y sucede simplemente esto, cuando eramos seriamente con dios, reconoceremos nuestra incompetencia.
¿Qué cree que debió haber pensado, Nehemías, cuando Dios dijo, Nehemías te envió a ti, espera un momento, un momento, te envió a ti.
Quizá lo primero que pensó fue, en primer lugar, ¿Quién soy yo?
¿Cuántas veces nos hemos preguntado lo mismo? ¿Quién soy yo?
Moisés lo preguntó todo el siervo desde o lo han dicho, ¿quién soy yo?
Y Dios tuvo su trato con él. Quizás piense, ¿quién soy? Yo he pecado sentirse incapaz, no.
No es pecado sentirse así.
Sentir incompetencias parte de que, de reconocer el gran poder de Dios, su santidad, que somos humanos, que somos pecadores, por tanto incapaces, para hacer ciertas cosas que Dios requiere.
Sin embargo, Dios nos conoce perfectamente.
No podemos acobardarnos y decir miedo, ¿por qué no podemos hacer algo? Escuché bien.
Si Dios los llama a hacer algo y decimos, no puedo hacerlo. ¿Qué decimos con eso?
Que Dios cometió un error. Y si no vamos que Dios no conoce toda la situación, que Dios no nos conoce y cómo nos conocemos nosotros mismos.
Pero, ¿no cree que eso es absolutamente absurdo? Dios nunca nos llamaría a hacer algo sin capacitarnos.
Por eso envía al Espíritu Santo.
El Señor Jesús le dijo a sus discípulos que se quedasen en Jerusalén esperase hasta ser re vestido con poder de lo alto, es decir, todo creyente desde el día de veinte costes hasta el día de hoy, todo aquel que ha aceptado a Jesucristo como su salvador, ha sido revestido, hecho morrada, fortalecido y equipado, por la presencia del Espíritu Santo.
Así que no hay tal cosa como un creyente que no pueda hacer lo que Dios le pida si está dispuesto a obedecerle.
Así que sentirse incompetente era parte de lo que Nehemías tenía que pasar, pero escuche, me encanta esto.
¿Por qué Dios permite que seamos incompetentes para atraernos a él? Mientras más sintamos nuestra incompetencia que más oraremos.
Hay una bendición en sentirnos incompetentes.
Podemos ir a dios y decir, señor, tú sabes que no puedo hacerlo sin ti.
Te necesito debo tener acceso a tu gran poder en mi vida para lograr hacer esto.
¿Por qué fue tan alto y tan fuerte en Nehemías?
¿Por qué lo seguían porque sucediera un milagro, porque fue un hombre que fue copero, esclavo, por así decirlo, aunque con un buen encargo, pero ahora le enviaban a hacer algo que no pensaría qué podía hacer.
Pero fíjese, Quizás alguien diga, me siento incompetente, si creo que esto es lo que Dios quiere que haga, entonces le pregunto esto, piensa que Dios le llamaría a hacer algo y luego separarlo de eso.
Si deseamos que Dios conteste nuestras oraciones estos No solo debemos reconocer nuestra incompetencia y limpiar nuestro corazón, sino también debemos estar dispuestos a que Dios nos use.
Si dice uno, no, no, no, no, ¿por qué no?
No podemos decir que Dios no nos ayudará.
No sé cuántas oraciones conteste Dios si no estoy dispuesto a ser parte de la ejecución de la respuesta.
Cuando nos arrodillamos, recordemos también que al orar de rodillas, tenemos el privilegio, de experimentar.
Escuche bien, de experimentar el poder divino. Poder del Espíritu Santo. El poder que nos facultad.
Él no nos da poder a la ligera.
Lo que necesitamos, dios hará queso gravón de en nuestra vida para facultarlo, para hacerlo.
No existe un don nadie, no existe una persona inútil.
Sea quien sea usted, le digo, Dios tiene un lugar para usted, si clama a él.
Dios oírá y contestará su oración.
Porque Dios no quiere que perdamos el tiempo y la influencia que podemos tener en otros.
Entonces, al ver lo que sucedió en la vida de Nehemías, Él sintió todo esto, pero también experimentó el poder de Dios.
Mire, Dios quiere que se vea a la luz de quien él ve en usted, el potencial que tiene, lo que puede hacer, no en su propia fuerza, cómo lo vemos, dicho nuevo otra vez en este mensaje, sino en el poder del espíritu de Dios, escuche, de rodillas somos más altos, nuestra influencia es mayor, experimentamos más poder, fortaleza y vigor en nuestra vida, para enfrentar toda y cualquier situación, esa es la clave, es la fuente, es la dirección, es el plan y nunca habrá un plan mejor que ese.
Ahora, la pregunta es, ¿qué se supone que debamos hacer al respecto?
Comencemos a orar de rodillas, y a pedirle a Dios que en primer lugar nos perdone por olvidar que él es señora muy soberana.
Al pensar en todo lo que logró Nehemías.
¿Acaso fue gracias a su educación, no? Entonces, ¿qué fue?
Fue porque habías cultivado una relación con el padre confiaba en Dios, también mantuvo su corazón puro, reconoció su incompetencia, se puso a disposición.
Sabía que recibiría la visión y dirección de Dios, que el espíritu Santos lo facultaría para hacer lo que Dios le encomendara.
Si dios le dijese hoy, te facultaré para que hagas lo que sea, ¿qué quieres hacer?
¿Qué sería? Si Dios le diese escoger, ¿qué sería?
Permítame decirlo de esta manera.
Tras haber escuchado este mensaje, y he escuchado la verdad lo que dice Dios.
Usted tendrá que resolverlo.
Hay quienes tienen muchos dones, talentos, destrezas, pero nunca han pensado en servir a Dios.
Solo piensa, bueno, Haré lo que puede en la vida, pídale a Dios que se lo indique.
Dios ha invertido en usted. ¿Sabe cuál es su mayor inversión en usted?
Mire, la cruz. Esa es su mayor inversión.
Dios envió a su hijo Jesús a la cruz, a morir por nuestros pecados, ser posible que seamos perdonados de nuestros pecados y que tengamos una relación estrecha con Dios.
No solo eso.
Sino que more en nosotros su espíritu y ser usado por Dios.
¿Acaso tenemos derecho a negarnos a Dios no? Entonces pregunto, ¿qué haría al respecto?
Oh, lo pensaré. No, no, no, no, no, no.
Es necesario más que solo pensar en esto, porque, ¿sabe qué pasa? Somos responsables de lo que escuchamos.
Responsables de lo que escuchamos y cómo reaccionamos.
Quien quiera que sea, nunca puede decir, señor, no lo sabía, ya sabe cuál es el principio ahora mismo.
Que Cristo murió por usted, sabe que puede ser salvo de todos sus pecados, sabe que al serlo, él morará en usted y le ocultara para enfrentar cualquier circunstancia en la vida, le usara para su honra y gloria.
Nunca podrá decir No lo sabía, nunca lo escuché.
Le digo sencillamente esto: Somos responsables de la verdad que escuchamos.
La verdad que ha escuchado es que Dios es soberano, él es el creador de todas las cosas, vivimos por su gracia y bondad para con nosotros.
Y, no solo eso, es el Dios admirable que nos ama incondicionalmente y su deseo es usarnos.
Él sabe lo que podemos hacer para lo que nos ha equipado.
Él conoce todo de usted, le ama, y está dispuesto a recibirle donde esté perdonarle y limpiarle a ser demorado del espíritu santo y luego usarle en gran manera Si usted se lo permite.

 

 

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