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Cuando no podemos con las cargas – Dr. Charles Stanley

Todos experimentamos momentos en los que nos sentimos abrumados por las cargas. Nuestra paciencia y esperanza se agotan cuando nuestra energía se acaba bajo el peso de las responsabilidades. Nos sentimos impotentes y desanimados, y nos preguntamos si hay alguna manera de escapar de nuestros problemas. Cuando siente un peso en el corazón y su cuerpo está cansado, ¿a dónde se dirige? ¿Busca una vía de escape? En este mensaje, el Dr. Stanley le ayudará a encontrar alivio en el supremo portador de las cargas: Jesucristo. Para más mensajes de Charles Stanley, incluyendo la transmisión de esta semana, visite www.encontacto.org/vea

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En contacto con el Dr.
Charles Stan, celebra cuarenta y cinco años de la fidelidad de Dios y de llevar el mensaje del evangelio alrededor del mundo.
Hoy en el programa, en contacto, cuando no podemos con las cargas.
Cuando su corazón se siente pesado y su cuerpo se siente agobiado, y de alguna manera se siente emocionalmente desanimado.
De hecho, si se siente cargado, ¿a dónde acude?
Todos tenemos esos momentos en la vida que nos sentimos cargados.
Todos tenemos momentos en los que nos sentimos indefensos, sin esperanza, nos sentimos desanimados y quizás desilusionados.
¿A dónde acude al tener todos esos sentimientos?
¿Usted acude a alguien ¿O quizá recurre a algo, busca alguna vía de escape?
¿A dónde acude al sentirse así?
De eso deseo hablar en este mensaje, y deseo abordar toda la idea de cuando no podemos con nuestras cargas.
Cuando las parecen insostenibles porque todos hemos pasado o pasaremos por esos momentos o etapas en la vida en las que pensamos Señor, no aguanto mucho más.
Oh, Señor, ya no puedo soportar más. ¿A dónde acude entonces?
Pues la invito a buscar en Mateo once y aquí hay tres versículos, ¿Qué deseo que veamos?
Porque la Biblia es muy clara en lo que deberíamos hacer ante esas cargas en la vida.
Entonces cuando Cristo le habló a la gente de su época, les dijo en el versículo veintiocho del capítulo once.
Venid a mí, todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar, llevas mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí que soy manso y humilde de corazón.
Y hallaréis descanso para vuestras almas. Porque mi yugo es fácil, y ligera mi carga.
Jesucristo le hablaba a gente que se sentía muy cargada, quienes a menudo vivían bajo extrema pobreza o en pobreza absoluta, Muchos de ellos eran esclavos.
Su vida era muy difícil, era una clase de vida ardua, gobernaba Roma, y La mayoría de la gente a quien Jesús hablaba, la mayoría de esas personas estaba en apuros.
¿Y qué les estaba diciendo? Les daba una palabra de aliento. Quería darles una palabra de socorro.
Dice, venid a mí todos los que estéis trabajados y cargados.
Sienten el peso de la vida y les dijo, yo os haré descansar.
Aquí está Jesús, hijo del Dios vivo, dios soberano del universo. Ahora sentado a la diestra de Dios, padre.
Dice, toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra, y sabemos que cualquier carga que llevemos él puede encargarse.
Porque la Biblia pregunta un par de veces, ¿hay algo muy difícil para Dios?
¿Cómo algo puede ser muy difícil para Dios quien es soberano y tiene control de todo lo existente, es omnisciente, todo lo sabe, omnipresente, todo está en su presencia, y tiene el poder para manejar cada circunstancia de la vida.
¿Qué está diciéndonos venid a mí? Y al decir venid a mí, ¿cómo le llevamos una carga a dios?
No solo dice venid a mí los que estáis trabajados y cargados, sino escuche, el alcance es universal.
Cualquiera que tenga cualquier carga, Puede acudir a Dios, salvo o no, ahora alguien sin Cristo puede acudir a él, pero primero debe resolver su pecado.
Cuando haya aceptado a Cristo como su salvador personal, él confrontará todas las demás cargas que tiene en su vida.
Dice venid a mí, Cuando dice, venir a mí todos los que estáis trabajados y cargados, ¿qué significa venir a él?
¿Cómo? ¿Qué hacemos? Bien, hay algo que hago, que es muy sencillo, práctico y factible.
Primero, le digo a Dios, ¿cuál es mi carga? Señor, estoy sufriendo así. ¿Necesita Dios información? No.
Dios desea que nos sumillemos ante él y le digamos, Señor, estoy sufriendo por esto.
Por esta razón me siento tan desanimado, por esta razón me siento atrapado. Dios te necesito.
Cuando usted y yo le expresamos nuestra carga, le compartimos nuestra carga, nos humillamos de corazón ante él, dios siempre honra, una actitud humilde.
Así que primero se lo digo.
Lo segundo que hago es entregársela a alguien dirá, un momento cómo voy a entregársela, Preste atención.
Cuando acudo a Dios a contarle algo, le digo padre o señor Jesús, como quiera dirigirse a él, te estoy entregando esto a ti.
¿Dijiste que llevarías mis cargas así que te entrego esto? Al entregarlas reconozco, Señor, no puedo con esto.
Sé que tú puedes, así que en primer lugar se lo cuento y en segundo lugar, se lo encomiendo a él.
Confío en Dios, quien me hizo un llamado a él y también me prometió que no solo puede sino que lo hará, se compromete a llevar mi carga.
Así que acudo a Dios. Le cuento de ello. Lo entrego a él. Confío que él lo resolverá.
No solo debo hablarle a Dios de mi carga. No solo debo confiársela.
Sino que debo desviar mi atención de mi carga a quien la carga.
Si sigo enfocándome en mi carga y digo, Dios mío, este es el problema, lo sabes, y sigo diciéndoselo y mi atención está en eso, ¿sabe qué?
No se lo he entregado. Mire, La forma de saber dónde está es analizar su propia oración.
Es decir, cuando termine de orar por esta carga y se la entregue a Dios, pregúntese cuánto de mi tiempo pasé contándole y describiéndole esto a Dios y hablándoles de mi dolor y dándolas de pobrecito yo.
¿Y cuánto tiempo pasé concentrándome en Dios, señor, que eres el soberano del universo, sé que me amas incondicionalmente, tienes el poder para manejar esto, te doy gracias y te halago, Señor.
¿Por qué eres el que lleva cargas? Es decir, al comenzar a enfocarnos en Dios, podemos dejárselo a él.
Mientras esté enfocándome en la carga, voy a recogerla y a llevármela. Y seguiré cargándola.
Por eso algunas personas llevan la misma carga, año tras año tras año y nunca han aprendido a entregarla.
Entregarla, mire, entregarla es una decisión de su parte. Entregarla es un acto de fe de su parte.
Y al entregarla, mire, quite cambia su enfoque de la carga, ¿a quién la carga?
Así que primero tenemos esa gran invitación. Dice, en segundo lugar, lo que quiere que hagamos.
Dice, llevad mi yugo sobre vosotros y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y hallaréis descanso para vuestras almas.
Dice llevar mi yugo sobre vosotros. Primero nos hace una invitación, ven, quiero encargarme de eso.
Lo segundo que nos dice es, debes hacer esto. Quiero que tomes miyugo. Ahora, ¿por qué creen que dijo miyugo?
Porque estaba distinguiendo mucha atención, diferenciaba su yugo del yugo de los fariseos.
Se refería al yugo de los fariseos, si usted recordará lo que era un yugo, es una especie de instrumento, de madera que se coloca sobre los hombros y atraviesa el cuello.
Y su función es hacer posible que se equilibre el peso para que ambos lados tengan la misma proporción.
Luego, claro estaba, ese yugo doble, o Yunta con que uncían a los vuelles para mantenerlos juntos, unidos en su camino, en su sentido de dirección, así dijo Jesús.
Quiero intercambiar yugos. A lo que estaba refiriéndose es que los fariseos tenían a la gente bajo tantas reglas, y su intención era Predicar obediencia absoluta y estricta a toda la ley para poder ser salvados.
Para que Dios los aceptara. Pues ni ellos mismos podrían dar la talla, así que la gente estaba muy desanimada tratando de estar al no podían caminar lejos el sábado, no podían hacer esto, aquello y lo otro, así que tantas reglas y leyes, escuche lo que dijo.
Llevas mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí. Dice, miyu, es fácil. ¿A qué se refería? Simplemente a esto.
Dice, vienes a mí y te rindes a mí. Fíjese en lo que dijo.
Dijo Benny de mí, todos los que estéis trabajados y cargados y yo os haré descansar.
Llevan mi yugo sobre vosotros y dice aprender de mí. Ahora, él dice: Miyugo es fácil.
¿Cómo es salva una persona? Alguien no es salvo por adherirse a unas reglas estrictas que ameriten salvación.
Alguien es salvo, al recibir por la gracia de Dios, mediante su fe en Cristo el perdón de su pecado.
Es algo que usted y yo recibimos por fe.
No es algo que hagamos ni que cumplamos, Luego, llevamos una vida consagrado.
Andamos en obediencia a Dios, no por temor a ir al infierno.
Andamos en obediencia por gratitud, acción de gracias y alabanza a él por lo que ha hecho por nosotros.
Así que solo nos decía, escuche, Su yugo es pesado, mi yugo es fácil y ligera mi carga.
No dijo eliminaré los yugos, no dijo desaste de tu yugo. Dijo, quiero intercambiar.
Quiero intercambiar ese yugo que solo te llevará a heridas, dolor y sufrimiento por miyugo. Miyugo es fácil.
La salvación no vino fácil, la salvación vino por la gracia de Dios mediante la muerte de su hijo, Jesucristo.
Así que, Al acudir al Señor Jesús, le confesamos nuestros pecados. Aceptamos a Cristo como nuestro salvador personal.
Tomamos, escuche, tomamos suyugo. ¿Y cuál es suyugo?
Nada más que eso, que nos sometamos a él como nuestro amo, y, señor, y andemos en obediencia a él.
Lo que nos pide es obediencia. Mire, escuche, nuestra obediencia es posible por la presencia del Espíritu Santo en nosotros.
No andamos en obediencia a Dios para ser salvados, sino que obedecemos a Dios porque él nos ha salvado.
Escuche, andamos en victoria, Caminamos en gozo, andamos en gratitud, caminamos en paz, en la satisfacción que él nos da por lo que ha hecho por nosotros, no por lo que hagamos nosotros mismos.
Él nos dice: Llefad mi yugo sobre vosotros y aprended de mí.
Ahora, ¿por qué dijo aprended de mí? Era como decir sé mi discípulo.
Aprenden mis caminos y cómo opero y aprenderás esto. Aprenderás que te amo, incondicionalmente.
Que no importa lo que enfrentes estaré allí.
Aprenderás que no importa la carga que lleves estaré allí para quitártela de los hombros.
Aprende PAZ Que siempre estoy allí de manera fiable, nunca te desampararé ni te dejaré.
Siempre seré apto para ti, supliré cada necesidad de tu vida.
Así que dice: llevas mi yugo sobre vosotros, ríndete mi voluntad y mi senda y aprended de mí.
Se uno de mis discípulos, y dice, mi yoga es fácil, y ligera mi carga. ¿Y qué sucede?
Nos enseña a vivir con ellas, sin tener que asumirnos en ellas, sin sentirnos abrumados, desanimados, desilusionados, sin sentir que vamos a desistir, sin sentir que vivimos en un precipicio.
De algún modo podemos andar en medio de esas cargas, con la confianza, victoria y certeza de que Dios tiene el control, y él alineará las circunstancias en su tiempo y a su perfecta manera venir a mí todos los que estéis trabajados y cargados y yo os haré descansar.
Ahora fíjese en la certeza que nos da aquí. Que es una manera hermosa de decirnos esto.
Escuche lo que dice. Dice, esta es la invitación, ven.
Este es el mandato, toma miyugo, es fácil, Él dijera. Quizás quite la carga por completo.
Si no lo hago, me pondré abajo contigo y nunca la sentirás.
Tercero dice esto es seguro, es indiferente, ven.
No te echaré a un lado, y dice esta es mi promesa, vea esto, dos veces.
Yo os haré descansar.
Llevan mi yugo sobre vosotros y aprended de mí que soy man, soy humilde de corazón, y hallaréis descanso para vuestras almas porque mi turgo es fácil y ligera mi carga, dice hallaréis descanso.
¿Qué significa eso? Quiere decir que Al entregárselo a Dios y poner mi atención en él, ¿sabe lo que pasará?
Que podré encontrar descanso en mi alma, sin sentir desasosiego.
Podré descansar en mi espíritu, sin temor.
También podré descansar en mi entendimiento de mis circunstancias, que aunque quizás no cambien, habrá un gran sentido de paz hasta que Dios vea conveniente cambiarlas.
¿No es eso cierto? ¿Acaso no nos volvemos impacientes cuando nuestra atención está en la carga?
¿En lugar de quién la carga?
Cuando comenzamos a pensar en todas las razones, por las que no se solventa, por las que no cambian.
¿Acaso no es por eso que nos sentimos frustrados, ansiosos, preocupados, temerosos y a veces hasta enojados?
Él dice, ven, toma mi yugo.
Mira mira cómo soy, y dice, y te daré descanso para tu alma. ¿Cuál es su promesa es esta?
Usted y yo. Escuche usted y yo podemos enfrentar cargas muy pesadas en la vida, no hay quedarse por vencido.
No tenemos que intentar un escape insensato, ni tenemos que desilusionarnos o sucumbir.
No tenemos, escuche, no debemos desistir en la vida. Nuestro amoroso padre celestial lo entiende todo por completo.
Y dice, escuche, Él le enseñará a el camino que ha de escoger.
Echa tu carga sobre mí y yo te sustentaré. Yo soy quien lleva la carga.
Entrégame tu carga para que no tengas que llevarla.
Es por esta razón que hay quienes pueden vivir en graves apuros, circunstancias duras y andan con una sonrisa siempre, gozo en su corazón, contentamiento en su alma, Pero estoy seguro que no siempre es así, porque ninguna persona es siempre así.
Porque todos tenemos nuestros altibajos, todos tenemos nuestros momentos de flaqueza, pero escuche la clave, no es que no tengamos un momento de debilidad y retomemos esa carga, sino que la clave es saber qué hacer con ella y cómo volver a entregarla.
Señor, dijiste que podía acudir a ti, vengo a ti. Dios mío, la recogí. Señor, lo siento, perdona mi debilidad.
Te la devuelvo, te la confío.
Gracias por redirigir mi atención a ti donde debe estar y seguir adelante en la vida.
Cuando alguien dice, bueno, tengo cargas, ¿qué hago con ellas? Lo primero que debe hacer es llevárselas a Cristo.
Tiene una invitación, un mandato, una gran certeza y una hermosa promesa.
¿Hay algo más que podemos hacer? Y es compartirlas con alguien más.
Usted dirá, un momento, no siempre ha estado diciendo que Dios es suficiente, claro que sí, es Dios apto, si lo es.
Cuando tiene a Dios lo tiene todo, sí. Pero recuerde esto. Si me está escuchando, dígame.
Siempre hay que dejar que Dios actúe a su manera.
Ahora escuché lo que dice gálata capítulo seis.
Hermanos, si alguno fue de sorprendido en alguna falta, vosotros que sois espirituales, restaurarle con espíritu de mansedumbre, considerándote a ti mismo o sea que tú también seas tentado.
Luego dice, sobrellevarlos uno las cargas de los otros, y cumplir así la ley de Cristo.
Entonces, como alguien más va a llevar mi carga, Bueno, Dios puede ponerle a alguien en su corazón orar por mí.
Pero, mire, es alguien más va a llevar mi carga en verdad, necesita saber que es lo que realmente me pesa.
A todos nos ha llamado alguien para decirnos estoy llorando por ti, dime si te está pasando algo.
Pero Dios dice que sobrellevemos las cargas de otros, o sea, debo compartir mi carga con alguien más.
Si el hijo de Dios sintió la necesidad de abrir su corazón usted y yo tenemos derecho a compartir nuestro corazón con alguien más.
Pero quizás usted sea demasiado orgulloso para hacerlo. Si es así, recuerde dos cosas.
Se perderá una bendición y hará que alguien más se pierda una bendición, porque mire, Si va a alguien y comparte lo que hay en su corazón que sufre la gran carga que siente en su vida, algo que está pasando.
Recuerde esto, lo único que ha hecho es lo que practicó Jesús, en un momento de su vida cuando dijo, Necesito cerca a mis amigos.
Necesito decirles que ya casi no puedo más con esto.
Quizás diga, ¿pero tengo tanto miedo sabe? No hay por qué temer.
Pero, ¿qué van a pensar? Es indiferente lo que piensen.
Lo importante es lo que piense Dios y ¿qué escuchamos que él dijo? Dijo seré bueno contigo.
Te amaré incondicionalmente, te recibiré tal y como eres, te entenderé, no puedes decirme nada que me haga decepcionarte a ti.
Creo que tengo un par de amigos así. Espero que usted también.
Escuché, porque Dios, a menudo, usa a la gente para hacer lo que él sabe qué necesitamos.
No sé lo que enfrente usted.
No sé dónde está en la vida, pero esto sí sé. Sé que existe Jesucristo.
Sé que existe Dios, su nombre es Jehová.
Jesús es su hijo, el espíritu santo, es quien obra en nuestro espíritu es nuestra vida en este momento.
No importa lo que usted enfrente, ni por cuánto tiempo, ni cuán pesada sea la carga, ni cuán terrible sienta que es.
Dios es suficiente y apto para facultarle, sustentarle y fortalecerle.
Quizás, Dios quite por completo la carga que usted lleva.
Lo más probable es que lo haga, pero de vez en cuando hay cargas que Dios permite por una etapa, por más tiempo de lo que nos gustaría, pero las permite con un propósito.
Cuando el propósito se cumple, quita la carga.
Pero casi siempre, Dios está presto a quitarlas si vamos a él.
Se las entregamos. Le contamos, le hablamos al respecto, se las confiamos y nos enfocamos en él.
Dios está encantado. Él se deleita. Él nos dice que se lleva las cargas a diario.
Si lo dejamos, las tomará.
Si usted no ha aceptado a Cristo como su salvador, sé lo que carga.
Carga la culpa, carga el peso del pecado.
Y la única persona que puede manejar eso, es el señor Jesucristo, así que le animo a pedirle que perdone sus pecados, y a decirle que le entrega su vida a él, que quiere vivir una vida plena y sólo él puede ofrecerle eso.
Si le confiesa sus pecados y le dice que lo acepta como su salvador personal, Basándose en lo que hizo él en el calvario, en ese momento perdona sus pecados.
Escuche esto, no es condicional, es libertad eterna.
El espíritu de Dios le sella como hijo de Dios al instante, y de ahí en adelante tiene a alguien que lleva esas cargas.
Que caminará con usted, le quitará el peso y le facultará para andar en paz y tranquilidad, que nunca conocerá sin Cristo como salvador y señor.
Tal vez usted sea creyente y está en una circunstancia grave de la que quisiera salir y clama a Dios y ha comenzado a dudar de él, casi lo odio por el lugar donde está.
¿Por qué no hace esto? Diga Señor, he escuchado algo distinto hoy.
No lo he hecho muy bien. Está bien, Dios se entiende.
Solo dígale que hoy le entrega todo.
Dios sabe que quizás quiera retomar la mañana dígale que se la entrega.
Es la única y real libertad genuina.
Y es mediante Cristo.

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