Cómo transmitir nuestra fe
Lo más valioso que tenemos como creyentes es nuestra fe. En 2 Timoteo 1.3-7, Pablo le recuerda a Timoteo que su fe le fue transmitida por su abuela Loida y su madre Eunice. Nosotros también tenemos que transmitir a los demás lo que creemos. Descubra cómo transmitir su fe.
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Hoy en el programa en contacto, cómo transmitir nuestra fe
Las personas son muy cuidadosos y muchas veces incurran en grandes gastos para asegurarse de que dejarán su riqueza o las cosas que atesoran y valoran a sus hijos, su familia o sus amigos.
Con frecuencia es un gran gasto.
Y a menudo, el cristiano cae en la misma clase de trampa que es asegurarse de que su riqueza sus posesiones materiales pasen a sus hijos, sus nietos o sus amigos, que todo quede arreglado, que no haya duda alguna, La falacia de este acto es esta, que lo más valioso que poseemos como creyentes, la cosa más valiosa que poseemos, No son las cosas que tocamos con nuestras manos, no es dinero, acciones, bonos, propiedades y lo demás.
Cosa más valiosa que tenemos para transmitir es nuestra fe.
Alguien dirá espere un minuto, no puede transmitir su fe, una relación personal que tiene con Dios como puede transmitir su fe, si puede transmitirla, y de eso le hablaré en este mensaje de cómo transmitir nuestra fe, a nuestros hijos, nuestros nietos o incluso a los que nos rodean.
Quisiera que me acompañe a segunda de Timoteo.
Comencemos a leer en el versículo tres de segunda de Timoteo.
Capítulo uno, Pablo le dice aquí: doy gracias a Dios al cual sirvo desde mis mayores con limpia conciencia de que sin cesar me acuerdo de ti en mis oraciones noche y día.
Sabe que fue reconfortante para el joven Timoteo descubrir que el apóstol Pablo oraba por él día y noche, dice deseando verte a la acordarme de tus lágrimas porque tenía dificultades para llenarme de gozo.
Y luego le dice: Trayendo a la memoria la fe no fingida que hay en ti, La cual habitó primero en tu abuela, tu abuela loida y en tu madre Eunice, y estoy seguro que en ti también.
Por lo cual te aconsejo que avives el fuego del don de Dios que está en ti por la imposición de mis manos.
Porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder de amor y de dominio propio.
Pablo escribe desde la prisión animando al joven Timoteo intentando fortalecerlo en su fe.
Y es interesante lo que le dice, recuerda, le dice yo conozco la fuente de tu fe dice en primer lugar tu abuela loida quien tenía una fe fuerte luego tu madre Eunice quien tenía una fe fuerte y luego dice estoy seguro que tú también ¿de dónde cree?
Timoteo obtuvo esa clase de fe. Bueno, fue la influencia de su abuela.
Se la transmitió directamente a su hija y ella la transmitió a su hijo.
Y luego claro, asimismo el apóstol Pablo ciertamente amaba a Timoteo y dijo que era su hijo en el ministerio.
¿Qué cree que hacía con su hijo en el ministerio?
Le estaba transmitiendo, estaba transfiriendo, lo capacitaba para que comprendieran las verdades que Dios le había en enseñado, le transmitía su fe al joven su fe al joven Timoteo, sabiendo que quizá en poco tiempo iba a perder la vida.
Ahora, la gran pregunta es esta: ¿tiene una fe que valga la pena transmitir?
¿Tiene una fe que marcara la diferencia en la vida de otros?
Usted dirá bueno como seria esa fe, es así.
Una fe que vale la pena transmitir es una fe que se basa en la veracidad de la palabra de Dios.
A la eterna palabra de Dios, su fe se basa en eso.
Segundo punto: es una convicción segura de que el dios de la biblia es quien dice ser y que hará todo lo que dice que hará.
Es una fe que ha probado y comprobado en las circunstancias de su vida y que ha permitido que Dios le demuestre así toda su fidelidad.
Es una fe no de la que ha oído o solo leído sino que su fe es una fe que ha probado y comprobado y Dios ha demostrado ser fiel una y otra y otra vez.
Es una fe que sin duda tiene esta característica es una fe por la cual usted no solo vive sino una fe por la cual está dispuesto a morir Es decir, en esas últimas horas de su vida, últimos momentos de su vida y muchas veces la gente sabe que se acaban, La pregunta es: ¿Es la fe conforme a la que he vivido?
¿Una fe por la que puedo morir?
¿Puedo enfrentar al Dios vivo al final de esta vida y saber sin duda el guuna, que hay la certeza en mi vida de que estoy eternamente seguro en el Dios vivo cuyo hijo murió en el Calvario para que mis pecados sean perdonados y puedo vivir en unión con él?
Si creyó en Cristo como su salvador, debería tener algo mucho más valioso para transmitir a sus hijos y a sus nietos que solo cosas materiales que muchas veces se gastan muy rápido y absurdamente.
Usted dirá ¿cómo podemos transmitirla? Está en la primera forma, la transmite de esta forma.
Al compartir, escuche al compartir con sus hijos o sus nietos esos principios que usted ha aprendido en la vida.
Por ejemplo, que los cuatro principios básicos que han regido mi vida Todos estos años, mi abuelo me los transmitió en una sola semana.
Le llevo tiempo y pudo haber dicho: estoy muy ocupado para hablar con este muchacho. No tengo tiempo para eso.
Pero durante una semana se sentó, escuchó, habló y compartió que hacía?
Compartía conmigo las cosas que Dios había hecho en su vida y me las transmitía sin siquiera darse cuenta de los principios por los que había vivido, cosas que había aprendido En las dificultades y adversidades de la vida, cuando me vine de camino a casa, reconocí que Dios había hecho algo en mi vida.
Es decir, mi propia fe de repente se catapultó.
Se fortaleció de inmediato porque comencé a pensar Dios, si has hecho eso con mi abuelo, ¿qué más nos para hacer mi vida.
Y así cuando veo hacia atrás me dio cuatro principios básicos que han gobernado del todo mi vida todos estos años.
Que hizo me lo transmitió. Mire, no saco la biblia y trato de probarme algo, no me dio un montón de versículos, pasó, escuche, me compartió situaciones y circunstancias críticas en su vida en las que Dios fue fiel para intervenir en cada una de las ocasiones está escrito en mi mente impreso en mi alma y ta hallado en mi corazón.
Dios ama a mi abuelo y lo hizo por él. Lo hará por mí, sí lo hará.
De algún modo sabía que lo haría y pienso en lo que le pasa a esta generación nuestra y en todos estos niños que llegan a quienes no les enseñan los principios, no se los enseñan en la escuela no van a la escuela dominical no van a la escuela bíblica y a los padres no les importa están muy ocupados en el presente ganando dinero y prosperando y haciendo esto y dicen a sus hijos yo hago esto por ustedes no es verdad lo estoy haciendo por ti no es cierto lo hace porque quiere porque le gusta y eso lo ayuda pero que hay del costo para sus hijos Que hay de su fe que que invierte en la vida de ese niño que lo afirma y lo fortalezca cuando salga un mundo malvado y vil sensual que hará todo lo posible para destruir su fe a toda costa.
¿Qué hace para inculcar en ellos algo que el dinero no compra y la muerte no puede alejar la segunda forma en que transmitimos nuestra fe es ésta.
Transmitimos con nuestro estilo de vida.
Así que transmitimos duda, frustración, temor, incredulidad o transmitimos nuestra fe, ¿cómo podemos hacerlo? Es así de simple.
Cada día, día tras día, semana tras semana, mes tras mes año tras año, ¿qué hacemos?
Tomamos decisiones frente a nuestras familias, a nuestros hijos o frente a otras personas, amigos o vecinos, quien sea, tomamos decisiones, esas decisiones son expresiones de feo duda, feo duda, miedo o fe, duda cualquiera de ellas, ¿Por qué?
¿Qué pasa? Ellos nos ven enfrentar situaciones y circunstancias y ven cómo responde, cómo respondemos.
Escuché Puede decirles a sus hijos lo que quiera, pero quisiera decirle que lo están viendo, no solo lo escuchan sino que están esperando su respuesta.
Puede decirles lo que quiera pero debe confiar en Dios. Pero si no confía en Dios, no funcionará.
Debe ser sincero pero si no es sincero, no funcionará.
Aprenderán, escuchen, ellos aprenden mucho más por la vista que por el oír y observan nuestro estilo de vida.
Y además le diré algo, escuche si ven incongruencia entre lo que decimos y lo que hacemos harán esto, lo desechan.
No sirve, si sirviera, mi padre y mi madre habrían hecho otra cosa, no sirve.
Y así, lo que necesita toda esta generación necesitan ejemplos vivos de hombres y mujeres, hombres y mujeres piadosos, padres y madres que tengan fe.
Que digan: confío en Dios, pase lo que pase.
Y pienso en la segunda persona que quizás influyó más en mi vida que fue mi madre, y recuerdo cuántas veces nos postrábamos en la cama a orar.
No tenía nada. Tenía una necesidad y yo decía. Y siendo niño me asustaba un poco.
Mamá, ¿qué haremos? Y decía esto. Confiaremos en Dios. Sólo confiaremos en Dios.
Y yo, claro, no tenía ni idea exactamente de qué significaba eso o cómo ocurriría, y escuché Una y otra y otra y otra vez, vi a Dios, suplir una necesidad tras otra.
¿Y sabe qué hacía mi madre junto a la cama?
Si estaba ocupada, podría haber dicho mira a la cama, hijo, apaga la luz, a dormir.
Mi madre se rodillaba junto a la cama y hablábamos de Dios.
Y hablaba de confiar en Dios y cada vez que pasaba algo que no sabíamos manejar, hablaba de confiar en Dios ¿sabe qué?
En mi oído, aún resuena sólo confiaremos en Dios. Sólo confiaremos en Dios, confiaremos en él.
Sabe que así, a me transmitía a mí con su estilo de vida, su dificultad en su adversidad, sus pruebas y su respuesta ante ellas me transmitía sencillamente este mensaje.
Confíen Dios, pase lo que pase. Confíen Dios si no puedes ver tu camino.
Confía en Dios y todo parece imposible. Confía en él cuando es duro y también dificultad.
Confía en él cuando todo parezca oscuro, confía en él. Les aseguro que se clavó en mi corazón.
Ella, con su estilo de vida, me decía: Dios es confiable, digno de confianza.
Puedes apostar por él en cada circunstancia sin importar lo que enfrentes puedes confiar en él.
Bueno, cómo transmitimos la fe, la transmitimos primero por medio de los principios que aprendimos, la transmitimos también como resultado de nuestro estilo de vida.
Pero también la transmitimos con nuestra participación en su vida y participando en la vida de otros, es decir, mire, cuando somos abiertos, y transparentes y decimos, les diré cómo obró Dios en mi vida, y algo maravilloso que puede hacer como papá o mamá, es arrodillarse junto a la cama con sus hijos de pequeños?
Y decir, por ejemplo, yo siempre les leía diferentes tipos de historias, pero me encantaba contarme lo que pasaba en mi vida.
Les diré lo que Dios hizo en mi vida, ¿sabe qué?
Escuché si quiere que algo se impregnen la mente de sus hijos, lo último que debe hacer antes de apagar las luces, y decir buenas noches, es contarles algo que Dios ha hecho en su vida.
Explíqueles como Dios ha ahorrado en su vida, ¿sabe qué pasará?
Estará en su mente toda la noche durante su sueño, el espíritu de Dios hará que inculcara eso en su mente, lo infundirá en su forma de pensar.
¿Y qué pasa? Si se duerme, sea lo que sea con lo que se duerma.
Lo último que piense le digo esto, que el espíritu de Dios tomara su conciencia y su consciente e implantará eso en su set.
Y mire, si piensa en cosas malas, sucias, desagradables o exactas, es totalmente cierto.
El espíritu de Dios usará estas cosas buenas, el diablo usará las cosas que no son buenas y por eso es bueno acostarse pensando en el Señor o hablando de él y diciendo a sus hijos les diré lo que Dios hace, y para hacerlo debe ser claro y decir, ¿sabes?
Me equivoqué. En verdad, en verdad me equivoqué. Esa vez debí pedírselo a Dios pero no lo hice.
Ya le pedí a Dios perdón y espero que tú me perdones. ¿Y sabes qué? ¿Me equivoqué?
Algo que un niño no soporta es un padre perfecto y una madre perfecta que nunca cometen errores y nunca fallan.
Quiere arruinar a sus hijos, deles esa clase de imagen y se acabó como lo sé, lo sé por muchas razones, pero le diré una.
Hice una encuesta en nuestro departamento universitario y les hice muchas preguntas y una decía: ¿Qué es lo que más les disgusta de sus padres?
Primera en la lista, nunca se equivocan. La primera nunca se equivocan.
Todos nos equivocamos en algo. Todos debemos ser abiertos y transparentes.
Si he de transmitir mi fe, si es de transmitir mi fe y que permanezca?
Debo transmitir mis fracasos ¿sabe?
No fue que Dios no hizo, no hizo su parte. Es solo que no confíe en él.
Tomé el camino fácil. ¿Sabe qué pasa? Usted dirá: Eso no minará su fe. No, dirá: Mi papá es real.
Mi papá es auténtico. No es perfecto. ¡Falla!
Y seguro habrá momentos en que fallará, pero ¿qué hace él cuando falla? Lo reconoce.
Se arrepiente si es algo de qué arrepentirse, se levanta y sigue adelante y confía en Dios y Dios lo libra cuando pone su fe en él, que hace infundiendo su fe en la vida de ese hijo.
Se requiere más que perseverancia y se requiere más que participación.
Al pensar en lo que se requiere, hay una palabra que muchas veces olvidamos y es el elogio.
Para transmitir mi fe es muy importante que cuando mis hijos o mis nietos o mis amigos, Cuando he hablado con ellos de algo por lo que pasan y confían en Dios y Dios los auxilia como siempre y los libra, Es hora de agradecer a Dios pero también elogiarlos.
Confiaste en él gloria a Dios. Confiaste y mira lo que hizo en tu vida.
Mire, hay algo, hay algo increíblemente motivador en elogiar y en especial en la vida de un niño.
Las reglas, las normas y el legalismo no edifique la fe de un niño.
Lo que ayuda a edificar la fe es el elogio.
Mire es una motivación, confiaste en él y mira lo que hizo. Hiciste un trabajo fantástico.
Sabía que él lo haría por ti, Dios te ama.
Sabe lo que pasa, lo que hace está motivando a ese niño a confiar de nuevo.
Porque habrá decepciones habrá cosas que querrán pedir a Dios que no son su voluntad y pensarán bueno Dios no lo hizo, veamos Dios contestó tu oración Y aunque no tuviste lo que esperabas y no ganaste este concurso y no ganaste el juego y oraste por ello veamos qué pasó aquí.
Y ese es el momento de involucrarse.
Y es el momento de elogiarlos por sus esfuerzos y y de elogiar su fe.
Y luego les ayuda a entender por qué Dios quizá permitió que ocurriera de otra forma.
Y la mayoría de las veces diremos Señor, Señor, mira lo que hiciste, retuviste eso para darme algo mucho mejor gracias Dios por no responder mi oración.
Entonces su fe crece. Bien cuando comienza a elogiarlos y a lavarlos por las cosas buenas que hacen, lo que pasa es que Dios comienza a darles más pruebas, y que pasa empezará a crecer le diré otra cosa podría decir muchas cosas pero si voy a transmitir mi fe a alguien entonces debo orar por ellos y así es como devorar, debo decir Dios, abre sus ojos para ayudarlos a ver la evidencia de tu mano en esto, y luego debo decir Dios, envíales necesidades Envíales dificultades Envíales apuros Para que tengan que confiar en ti Porque como aprendimos nosotros a confiar en él no porque alguien nos dijo algo.
Todos aprendimos a confiar en Dios como: Al ser arrojados a situaciones donde él era lo único que teníamos, Para seguir, sólo él nos quedaba.
Aquí está la clave en la cual quisiera que piense. Si escucha, diga amén.
Si va a transmitir su fe a sus hijos, debe estar dispuesto a dar marcha atrás y negarse a rescatarlos de los líos en que se metan.
Todo padre y todo abuelo desea decir: Oh, mi niño querido, ¿sabes qué papá lo arreglará? No.
¿Sabe qué? Permítame decirle algo: Dios, No arregla los líos en los que me meto hasta que no esté bien con él Hasta que aprenda la lección que él quiere que aprenda Hasta que me vuelva a él por la razón que sea.
Si rescata a sus hijos cuando se equivocan, y los rescatas de las dificultades y la adversidad porque no quiere que sufran, sabe lo que hace, los está privando de la lección.
Sabe qué? Todos sufrimos, todos enfrentamos situaciones y circunstancias de las cuales no podemos salir.
Nadie puede sacarnos y qué hacemos, aprendemos a confiar en Dios.
Aguantamos, confiamos en él siempre que pasa, Dios recompensa a eso.
Lo que queremos es que avancen, darles esto y aquello y recordarles no queremos que sufras que te falte nada.
Y todos somos culpables hasta cierto punto, de querer que él lo haga más fácil para nuestros hijos es algo muy normal.
Pero cuando se trata de instruirlos y enseñarles a confiar en Dios, esa no es la forma.
Debe dejarlo sufrir. Hay que dejarlos gritar, dejarlos llorar y miren aquí hay otra cuestión.
Si me escucha, diga amen. Aquí esta la decisión que debe tomar.
Es más importante que mi hijo o mi hija o mis hijos aprendan a confiar en Dios eso es lo más importante o es más importante que yo tenga su aceptación, su aceptación de mí, no es tan importante como aprender a confiar en el Dios vivo.
Y pienso en cuántos hijos son engañados.
Miren, pienso en los niños que crecen en hogares donde hay riquezas y riquezas sobre riquezas.
Tienen los mejores autos del mundo, visten toda toda la ropa de las mejores marcas y van a las mejores escuelas tiene tarjetas de crédito, tienen todo, ¿sabe qué?
Pobres chicos, pobres, chicos, pobres, pobres, pobres hijos. ¿Sabe por qué?
¿No deben confiar en Dios, tienen la papa? ¿No tienen necesidad, tienen tarjeta de crédito?
No se preocupan por las cosas porque alguien lo rescatará. Y los padres lo rescatan por no pasar vergüenza.
Pobres niños. ¿Sabe quiénes son los niños más ricos? Los niños más ricos son.
La gente más rica, Es la que no lo tiene todo.
No lo tienen todo, de hecho no tienen mucho en la vida, pero sí tienen esto.
Tienen una inquebrantable y solita confianza en el Dios vivo y pasan por dificultades y adversidad y dolor y pruebas en la vida y Dios suple sus necesidades una a la vez y los fortalece, profundiza su fe, entabla una relación, entabla una amistad con él, esos son los más afortunados y más bendecidos.
¿Y qué debe hacer? Haga esto, transmítala, y al morir, ¿qué pasa?
Se va transmitiendo transmitiendo, transmitiendo, transmitiendo y transmitiendo y empiecen los hijos y nietos y bisnietos y tataranietos y cuadrinietos cuya fe ha sido impactada porque usted aprendió a confiar en el Dios vivo, no engaña a sus hijos, dándoles de todo.
Pesar, dolor, sufrimiento, enfermedad, tristeza, pena, tribulación, pruebas, tentaciones, sí.
Porque eso es lo que forja una fe sana y fuerte.
Puede transmitirla si la tiene donde comienza, comienza aquí.
Comienza al poner su confianza en Jesucristo como su salvador personal, al reconocer su fracaso y su separación de él debido a su pecado.
Al creer que cuando Cristo fue a la cruz, murió y pagó su deuda de pecado.
Y al decirle a él, te confieso mi pecado.
Te pido que perdones mis pecados no en virtud de lo bueno que seré sino en virtud de la muerte de tu hijo te recibo como mi salvador personal y lo acepto como un hecho.
Ese es el principio de su fe.
Luego que pasa, Dios se edifica sobre eso y usted tiene algo increíble para dar.
Le haré una última pregunta, ¿tiene una fe que valga la pena regalar?
Escuche esto, cuiden sus hijos o sus nietos o los amigos que lo rodean mirarlo y decir Así es, funciona.
La veo funcionar en su vida, la veobrar en su vida eso es lo que quiero es la clase de fe que quiero porque la he visto funcionar eso es lo que dios quiere de todos nosotros quiere una vida una vida de fe que otros vean y digan Dios funciona y es lo que quiero y eso es lo que quiere él que transmitamos.