Cómo sanar nuestras heridas
Pisar descalzo un clavo = dolor punzante.
Sacar ese clavo = dolor punzante.
¿Ignoraría el clavo para ahorrarse el dolor de la extracción? No, a menos que quiera una infección gangrenosa. La elección es obvia cuando se trata de nuestra salud física. Sin embargo, la mayoría de nosotros somos culpables de enterrar las heridas emocionales, permitiendo que se conviertan en una amargura total.
En este mensaje, el Dr. Stanley nos exhorta a examinar nuestras partes sensibles. Sí, puede ser doloroso hacerlo, pero al final vale la pena. Encuentre valor para enfrentar sus heridas y experimente el toque sanador de Dios. Para más mensajes de Charles Stanley, incluyendo la transmisión de esta semana, visite www.encontacto.org/vea
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En contacto con el Dr.
Charles Stanley, celebra cuarenta y cinco años de la fidelidad de Dios.
Hoy en el programa en contacto cómo sanar nuestras heridas.
Alguien lo hirió hace un año hace diez años o mucho tiempo atrás y de algún modo en su interior no puede superarlo.
A veces dice que nunca pasó, pero en su interior sabe que sí pasó.
Así que trata de negarlo y eso no funciona.
Lo suprime y de algún modo vuelve a salir y a veces sale de una manera vergonzosa.
Usted sabe en su interior que algo sucedió, que lo puede identificar, de hecho puede señalar a la persona.
Y lo que al parecer fue solo un poco doloroso al principio, de algún modo se solidificó como cemento en su mente.
Está ahí, Situado ahí, permanece ahí, su carga está ahí.
Quisiera liberarse, deshacerse de ello, pero simplemente no puede.
Lo lastimaron tanto que de algún modo siente que nunca en su vida podrá superar esto.
Quisiera decirle, hermano, sí se puede.
Porque mire, si usted no supera las heridas del pasado, lo que descubrirá es esto.
Esas heridas pueden hacer mucho daño a su vida, Todos sufren en algún punto de la vida.
A los niños los hiere en sus padres, los padres se hiere en los amigos se lastiman.
El dolor es parte de vivir en la sociedad en la cual vivimos.
La gente dice cosas que no deberían de la nada. A veces es muy deliberado, a veces son rumores maliciosos.
A veces es una lesión física, a veces es abuso, abuso de un niño, de un adolescente o de otro adulto.
Todo tipo de cosas en nuestra vida nos causan heridas.
Así lo que debemos hacer es decidir cómo trataremos esta herida.
¿Trataré esta herida de tal modo que me dañe en cada aspecto de mi vida o aprenderé a tratar esta herida de tal forma?
Que la podré asimilar, manejarla adecuadamente y seré capaz de aprender algo de ella, extraer algo, crecer como resultado de ella y no permitirle que me dañe, porque Dios no quiere que respondamos a las heridas de tal modo que devasten nuestra vida, perdamos nuestro testimonio, que vayamos cargando una especie de carga emocional de la cual nunca podremos escapar.
Quisiera que me acompañé a Efeccious cuatro.
Y en este Efesio cuatro, que es uno de mis libros favoritos de la biblia, porque en el Pablo ha incluido tanta teología en los primeros tres capítulos y tanta vida cristiana práctica en esa parte, y en este capítulo cuatro han estado hablando de con las que lidiamos en nuestra vida, sobre renovar nuestra mente y lidiar con la ira y demás.
Luego dice, si lo notan, llegando al final en el versículo treinta dice: Y no con tristeis al Espíritu Santo de Dios con el cual fuisteis sellados para el día de la redención.
Lo contrastamos de muchas formas y él habló de algunas de ellas por nuestro hablar y demás.
Y dice en el versículo treinta y uno.
Quítense toda, escuche esto, quítense de vosotros, toda amargura, enojo, ira, gritería, y maledicencia y toda malicia.
Antes se dediquen los unos con otros, misteriosos, perdonando os unos a otros como Dios, también nos perdonó a vosotros en Cristo.
Creo que todos sabemos que hay algunas heridas en la vida, que podemos perdonar muy fácil y decir bueno ya sabes Me lastimaste, pero lo superaré y entiendo que te equivocaste o entendí que en ese tiempo de tu vida te pasaba algo o lo que sea.
Luego hay heridas tan profundas en la vida de algunos que parece que de algún modo no pueden superarlas.
Van a la iglesia, oyen el evangelio, saben la verdad, y dicen, bueno, eso dice Dios, y eso es lo que siento, pero Y de algún modo muchas veces no se dan cuenta de que aferrarse a las heridas, aferrarse a sus heridas, comienza a causarles un gran daño en cada aspecto de su vida.
Aferrarse a una herida muchas veces es una seguridad para usted cuando alguien se aferra a una herida tanto tiempo con el tiempo, la sola idea de renunciar a ella se convierte en una amenaza mayor que el daño que la herida le causa.
Y entonces pienso en niños que vienen y son abusados por sus padres, ya sea sexual o físicamente o incluso verbalmente.
Y crecen y tienen que vivir con esta carga toda su vida.
Y lo que pasa es que crecen con ira hacia sus padres, por ejemplo, Y como resultado de ello, la relación, por supuesto, nunca es como debería ser.
Y van por la vida preguntándose ¿Por qué me siento de esta manera?
¿Por qué siento hacia mis padres lo que siento o hacia alguien más? ¿Hacia así? Con frecuencia, no lo identifican.
Porque dicen, oh, sí, me lastimaron antes, pero a todos lo timan y por ende lo he olvidado.
No lo ha hecho. Miren, no solo olvida el dolor.
Tiene que lidiar con las heridas de una forma u otra.
Las heridas no tratadas adecuadamente nos dañan en cada aspecto de nuestra vida.
Quisiera que lo veamos, ¿por qué pasa esto?
Esas heridas en la vida, a menos que se traten bien, se traducirán en un espíritu rencoroso, y con frecuencia ese espíritu rencoroso puede ser muy sutil.
Especialmente, esto es cierto si es el resultado de algo que un padre hizo, porque es una respuesta natural y normal que una persona diga Bien, después de todo, ella es mi madre.
Después de todo, él es mi padre. Seguro amo a mi papá, seguro amo a mi madre.
De algún modo es te amo a mi madre, amo a mi padre, son mis padres, es una forma de intento verbal, de encubrir y poner capa tras capa tras capa de olvido de lo que pudo suceder allí.
Pero lo que digo es esto, no desaparece simplemente porque diga amo a mi madre, amo a mi padre, Y muchas veces, si ha habido una herida real, no los ama realmente.
Quisiera amarlos, quiere amarlos. Se supone que debería, debería amarlos.
Lo dice en su corazón y por ende piensa que sí, cuando en su interior ese dolor es como un profundo de profundo cáncer por dentro.
Aunque en la superficie todo se ve muy bien, muy en el fondo nunca sana, y es como un veneno que gotea.
Es está envenenando nuestro sistema y por eso muchas veces más adelante en la vida, padres e hijos entran en conflicto.
Y hay una explosión y alguien dice, ¿he pensado esto o he sentido por años y años y años?
Y a veces una persona le dice a su padre, Hace veinte años, hace treinta años, cuarenta años, esto es lo que me hiciste.
Y esto a veces es algo que un padre ni siquiera se dio cuenta de que había hecho.
Algo que quizá un amigo hizo hace unos años y no sabía que lo hizo, y todo el tiempo ha estado allí.
Y a veces llegan tan profundo al centro de su corazón y alma, lo estremece, quizá lo saca de quicio, lo saca de curso, así debemos retroceder y decir, ¿cómo debo responder a escuche atento.
Nadie nadie puede hacer que usted y yo o tengamos un espíritu rencoroso.
Nadie puede obligarnos a ese extremo. Nadie puede causarme tener un espíritu rencoroso. Nadie puede hacerme enfadar.
Nadie puede hacerme hostil. Nadie puede causar malicia en mi corazón.
Esas son respuestas que debo consentir en mí y que mi ser emocional debe aceptar o rechazar.
Y si permito que estas emociones me inunden, permito que se desborden y me controlen es porque el hijo está enojado, el hijo tener malicia, el hijo no perdonar, yo elijo tener ese tipo de actitud.
¿Bien? Esto es lo que me ha ayudado por encima de todo en mi vida personal.
Y es cuando pienso en el hecho cuando el Señor Jesucristo fue a la cruz, se llevó todos mis pecados en la cruz con él.
No importa qué haya hecho, Lo que haré el ya me ha perdonado cada cosa en particular.
¿Cómo puedo guardar rencor por alguien más?
Ser rencoroso con ellos, Cuando él no ha sido rencoroso conmigo, esa persona puede ser molesta, puede puede ser obstinada, quizá no quiere ser mi amiga, ni tener que ver conmigo.
Ahora, ¿cómo responden es una cosa? ¿Cómo responde el otro? Es una cosa. Pero lo importante es, ¿cómo responderé?
Voy a permitir un espíritu rencoroso, una herida en mi vida, ¿se convierta en algo dañino para mí?
¿O voy a responder sin importar cómo responda el otro?
Cuando dice, quítense de vosotros, dice toda malicia, y sed venignos unos con otros, misericordiosos, perdonando os unos a otros como el señor nos perdonó.
Bien, ¿cuál cuáles son los daños que enfrentamos? Primero, emociones dañadas.
Hay mucha, mucha gente, de hecho, quizá la mayoría, no diría que todos, pero la mayoría son dañados en algún punto de su vida emocional.
Viven con daño emocional. No, de algún modo no lo reconocen, no entienden que es.
Saben que son felices, saben que no tienen satisfacción. Saben que las cosas solo no les salen muy bien.
Por una razón parece realmente y en verdad que no pueden seguir disfrutando de la vida y avanzar en ella.
No pueden no pueden dejar atrás su pasado, y una de las tragedias de la vida es encontrar a alguien que se aferra al pasado.
Se aferra a heridas pasadas y no las puede olvidar, no las libera, se niega hacerlo.
Se convierte en su seguridad y luego si debe dejarlas ir no sabe qué hacer porque se ha convertido escuché como un elefante en su vida.
Esta gran cosa en su vida que de algún modo sienten y expresan y albergan y alimentan este resentimiento y hostilidad.
Una de las cosas, una de las áreas que causa daño es el daño emocional. Bien, piénselo un momento.
Cuando una persona siente estas cosas de aquí, ira y resentimiento y demás, y no escapan de ellas pasa esto, influye en todo en su vida.
No hay excepción, influye en todo en su vida.
Si no lidia con ello, influye todo en su vida. ¿Y qué pasa? Pasa esto.
Sus emociones se congelan. Escuché usted, escuché, no puede, no puede, Tener heridas en su vida que le han vuelto amargado, resentido, rencoroso, hostil y enojado, y aunque usted pueda reprimir eso, ¿Sabe qué pasa?
Congela sus emociones. No puede amar. Lo intenta pero no puede. No puede amar.
Ni ser libre, no puede dar ni ser generoso, ¿por qué? Porque algo lo paralizó, algo lo enredó, lo estancó.
Congeló sus emociones. No solo no puede amar genuinamente a otro, no puede aceptarlo.
Y muchas veces, esposos y esposas, uno no acepta el amor del otro. ¿Por qué?
No sabe por qué, no puede. Dice: Ámame.
Por favor, por favor, por favor, ámame y al mismo tiempo alejan a la otra persona. ¿Por qué?
Porque algo se solidifico, algo se congeló ahí dentro, algo ahí dentro está mal.
Algo debe, mire, debe disolverse su vida, resentimiento y hostilidad, esas heridas deben disolverse.
Y Dios necesita traer sanidad en esa persona, no pueden amar.
Y lo que pasa es que tenemos una carga emocional, congelamos nuestras emociones, Congelamos nuestra capacidad de amar, y mire, alguien puede tratar de amarlo, amarlo, amarlo, amarlo, ¿y sabe qué?
De algún modo, usted usted no confía en ellos.
O de algún modo, no puede sentirlo, ni experimentarlo, ni recibirlo, no puede porque lo han lastimado tanto, usted no puede, no sabe porque qué no y qué pasa debe ser muy fuerte.
Hermano, escuche, puede ser muy fuerte prefiero ser nigno, él dice, dice, mire, antes es venirnos, misericordiosos, perdonándonos unos a otros, como Dios también nos perdonó.
Y si es una de esas personas y se pregunta, ¿por qué por qué no soy libre para amar?
¿Por qué por qué no puedo entregarme? ¿Por qué no puedo hacerlo?
Quizás deba hacerse la pregunta, ¿qué hay dentro de mí con lo cual quizá nunca he lidiado?
¿Qué debo rendir, qué debo confrontar?
¿Por qué necesito sanidad en mi espíritu, sanidad en mi alma, en mis emociones dañadas, ciertamente nos hará daño.
Una segunda área en la que nos daña es estar.
Y es que deteriora, escuché, deteriora nuestra comunión con el señor.
Mire, no puedo estar bien con él, no puedo ser libre con él y ha habido momentos en mi vida que no fue así.
Yo liviaba con cosas sabía que debía lidiar.
Y de algún modo simplemente no tenía esa libertad y liberación en mi relación con él, era una relación deteriorada.
No puede aferrarse al dolor, hermano, no puede aferrarse al dolor y a la amargura y aferrarse al resentimiento y estar bien con Dios, y así que pasa, se pone a orar cuanto quiera y puedo decirle cómo se siente.
Algo no conecta. Puede decir cosas que solía decir y no hace ninguna diferencia.
Puede intentar puede intentar evocar un sentimiento, no funciona. Porque mire, usted no no puede ser rencoroso.
Escuché, no tiene nada que ver con lo que hace el otro.
Lo puede perdonar o amar o puede ser hostil, enojado, amargado, resentido, ¿sabe qué?
No tiene nada que ver con cómo respondo.
Tiene que ver más bien con mi relación con el Señor y cómo reaccionaré y cómo responderé, cómo recibiré o rechazaré o manejaré.
Esas heridas. Y así deteriorará su relación con el Señor.
Escuche, no puede estar en este lugar y regocijarse cantar y alabar al Señor en libertad y disfrutar aquí y al mismo tiempo tener algo muy dentro de usted que lo sujete y está ahí.
Le gustaría, pero no puede, quiere, pero no puede.
Digo, diría cualquier cosa si pudiera ser libre para lavar al señor, y cantar y verificar a Dios y agradecerle.
No puede. No puede. ¿Por qué?
Porque hay algo dentro que lo daña, daña, escuche, lo daña internamente, daña su relación con el señor, pero igualmente daña nuestra salud, escuche, Hermanos, si cree que puede tener heridas en su vida con las que no lidia, si no las enfrenta, piensa que no tendrá ningún efecto sobre usted, piénselo otra vez.
Está, escuche, va a ver un fusible quemado físicamente en su cuerpo de alguna manera.
A menos que trate con las heridas ahí, va a suceder.
Sería interesante si viera la factura de medicinas en el hogar promedio del país, y analizar a qué medicinas son.
Casi seguro, son de dolor de cabeza, de espalda, de pecho o estómago.
Para el dolor abdominal, Por lo general es porque no siempre, porque una persona puede tener tener un disco dañado o tener un algún problema en el estómago que no necesariamente fue el resultado de ira o algo, no digo que todas las enfermedades, pero con frecuencia.
Muchas veces estas cosas son resultado de algo que pasa dentro que afectan nuestro cuerpo.
Mire, Dios quiere llamar su atención de una u otra forma.
Él preferiría que escuchara un mensaje, se postraran tratara, se arrepintiera y siguiera adelante.
Pero si no luego qué pasa, esto es lo que pasa.
En vez de eso, escuche, en vez de lidiar con sus heridas, Escuche atento, en vez de lidiar con sus heridas y buscar sanarlas, es más fácil ir al doctor.
Doctor, tengo esto, estoy cansado, me siento mal todo el tiempo, y me duele me duele aquí, me duele aquí, Médele por aquí.
Imagino que los doctores cuando la gente entra ya tienen una receta.
Les duele esto, aquello y lo otro, y qué hacen, le escriben una receta.
Para hacer que, para aliviar su dolor, no para sanar su problema. ¿Y qué pasa? ¿De acuerdo?
Es más fácil ir al doctor por una receta. Se sentirá mejor, pero ¿sabe qué pasa?
Cuando se acaba la receta que debe hacer, debe volver y conseguir otra.
Y hay gente tomando drogas por años y años y años y años y años. ¿Por qué?
Porque no van a lidiar con el dolor en su interior que sucedió hace muchos años y años atrás en su vida.
Es más fácil Es mucho más fácil tomar algo, escuché, es el tipo de gente que vive el momento.
Me siento bien por el momento. No me preocupa el futuro, no me preocupa el dolor.
No me preocupa la consecuencia de esto, solo quiero sentirme bien ahora. Y yo les digo que es devastador.
Lo escuché, lo dañará emocionalmente. Deteriorará su relación con el señor, afectará su relación con otra gente.
Lo afectará en su salud, tarde o temprano. En algún punto del camino.
Algún fusible se va a quemar si no hacemos lo que él dice, y es que él dice, dice, quítense de vosotros toda amargura, enojo, ira y maledicencia y toda malicia.
Dice, supongamos que debo perdonar a alguien. Como lo hago, escuche atento, definamos lo que no es el perdón.
Perdonar no es justificar las acciones del otro. Perdonar es no olvidarlo.
Perdonar no es tolerarlo diciendo, bueno, todos cometen errores, y lo que sea, no es negarlo, no es excusar lo que esa persona nos hizo.
No es decir, bueno, inevitablemente el tiempo sanará esto no lo hará a menos que usted lidie con lo que sea que le causó ese daño o esa herida.
Mire si perdono a alguien esto es lo que hice.
Dije que deliberada y voluntariamente anule cancele esta deuda que me deben como consecuencia de cómo me lastimaron.
Así lo dejé de lado, lo deseché. Ya no guardo ningún rencor contra ellos.
¿Eso significa que todo está bien entre nosotros?
No necesariamente, porque mire, escuché atento, usted y yo no somos responsables de la respuesta de otro a nuestro perdón.
Puede ser Clemente. Dios puede sanarlo y la otra persona que le hizo algo puede no ser sanada.
Puede que no le interese sanar, puede que no escuche. Su malicia es tan fuerte hoy como lo fue ayer.
Y por ende quizá nunca cambien, pero ¿sabe qué? Somos responsables de cambiar, sin importar qué haga la otra persona.
No somos responsables por las acciones de otros. Ellos son responsables de sus respuestas.
Le dan cuenta a Dios de sus respuestas.
Usted dice, supongamos alguien me lastimó hace mucho tiempo y vive en una ciudad distante.
O quizá lo que le hicieron, ni siquiera podía compartirlo con nadie más de ninguna forma, o supongamos que murió.
¿Luego qué? Y pienso, pienso en las tragedias. Esta es toda una tragedia. Pienso en las tragedias.
Las cosas que pasan entre los niños y sus padres.
Y luego, el padre, por ejemplo, el padre o la madre se muere, y y esta amargura y resentimiento y hostilidad, dicen, ¿ahora qué hago?
¿Tengo que vivir con esto el resto de mi vida?
¿Tengo que vivir con esto aferrado a mí el resto de mi vida?
No puedo resolverlo, no lo hice, no puedo en este tiempo y ya no estoy ¿Ahora qué hago?
Debo hacer esto. Y funcionará. Deben estar solos, poner dos sillas, se sienta en una y pone a la persona en la otra silla.
Esa persona puede vivir en su cuadra, pero no le habla, ni trata con usted, está bien, o puede estar muerta.
Lo pone en una silla y usted en la otra. Y luego hace esto, con cuidado.
Le expresa a la otra persona todos los sentimientos que tiene. La forma en que cree que lo lastimó.
Y todos los sentimientos que tiene los deja salir.
Y luego le dice a la otra persona, con base a que el Señor Jesucristo es mi salvador personal, fue a la cruz y pagó mi deuda por el pecado, y porque me ha perdonado a lo largo de los años, Yo elijo perdonarte por todo lo que me hiciste, y luego haz esta oración.
Padre, te agradezco por darme el poder y el privilegio de rendir esta herida que lleva ahí años y años.
Te agradezco por permitirme poder perdonar a mi padre, mi madre, mi hermana, mi hermano, mi hijo, mi hija, mi amigo.
Gracias por hacer posible que yo los perdone, y luego acepte, escuche, acepte el perdón, que usted le otorgó a la otra persona como hecho.
Y hermano, desde ese momento el proceso de sanidad sucederá en su vida, comenzará a pasar en su vida.
Y lo que podría o lo estaba dañando y lastimándolo más de lo que creía, el proceso de sanidad comenzará a ocurrir y Dios lo hará libre de la herida que al final lo habría dañado y al final lo habría destruido.
Y ahora sólo usted sabe quién en su vida, qué en su vida qué experiencia en su vida le causó una herida.
Solo usted sabe cuán profundo y manchado se siente.
Y entiendo que hay situaciones y circunstancias que son devastadoras y malvadas, y perversas y tan billes y tan malas y tan dañinas e hirientes y dolorosas y difíciles de manejar.
Lo entiendo. Quizá nadie entienda qué se siente, cómo se siente.
Y así no puede compararse con alguien más, solo debe hacerse la pregunta.
Quiero quiero que las heridas me dañen física y emocionalmente en mi relación con Dios y mi relación con otros o quiero ser sanado.
Esa es una decisión que debe tomar y entonces digo esto.
Dios el padre, si confía en su hijo el señor Jesucristo como su salvador personal, el Espíritu Santo entrará en su corazón, y esto es lo que hará.
Él le permitirá a usted perdonar, él lo fortalecerá y lo ayudará.
Pondrá tal amor en su corazón que podrá mirar a la otra persona y pensar en ella diferente.
Le vera muchas veces con perspectiva diferente.
Le verá como alguien que fue herido en su vida y por ende respondió así a usted.
Mire, en un momento de su vida reaccionó de manera equivocada, En un momento de debilidad le hizo algo que lo dañó mucho.
La actitud de usted cambiará, esto pasará.
Cuando confía en el Señor como Salvador, Él le permite ser capaz de perdonar porque por primera vez en su vida usted entiende qué significa ser perdonado.
Quisiera animarles si nunca ha confiado en Jesucristo como su salvador, puede pensar que avanza pasándola bien por la vida.
Pero mire, la verdad es que sufre en un nivel más profundo e invisible de lo que cree Al final, van a tomar y tener efecto sobre su vida.
Si es un creyente, y sabe que es salvo y sin embargo dice: Pensé que había olvidado qué pasó.
Pensé que al olvidarlo y dejarlo de lado se desaparecería. No es así.
Y quisiera animarlo Puede ser que diga: No sé qué pensar de eso de poner las sillas y hablar, inténtelo.
Si no quiere hacer eso, haga esto. Escríbale una carta.
Tan solo escríbala en una hoja o a mano, como quiera, solo escríbala todas las cosas que siente.
Y luego exprese expresen la carta, escriba su oración en la carta y luego hará esto, usted la quemará.
Y con ese fuego se irá su vida, resentimiento, hostilidad, amargura y cada herida que albergó esos años de su vida.
Hermano, el padre lo quiere libre, esto dice él, conoceréis la verdad y la verdad os hará libres y está en la verdad que lo libera.
Cuando todos estamos dispuestos a perdonar, así como nuestro padre nos ha perdonado seremos libres de la herida, seremos libres del daño, esas heridas, nos causaron en el pasado si confiamos en él.