1- Él es el dulce huésped de mi alma, que me guía, me consuela y me da fuerzas para no abandonar el camino del bien.

2- El Espíritu Santo es un don que Jesús nos trae después de su resurrección. Jesucristo nos conoce muy bien y porque nos conoce nos da este gran regalo.

3- Dios nos ama y no duda nunca en atender a nuestras súplicas. No obstante, Dios nos quiere fieles y entregados confiadamente a Él.

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Evangelio de hoy, miércoles, ocho de mayo del dos mil veinticuatro.
Proclamación del santo evangelio según San Juan En aquel tiempo Jesús dijo a sus discípulos: Aún tengo muchas cosas que decirles pero todavía no las pueden comprender.
Pero cuando venga el espíritu de la verdad, él los irá guiando hasta la verdad plena porque no hablará por su cuenta sino que dirá lo que haya oído y les anunciará las cosas que van a suceder.
Él me glorificará porque primero recibirá de mí lo que les vaya comunicando.
Todo lo que tiene el padre es mío por eso he dicho que tomará de lo mío y se lo comunicará a ustedes palabra del Señor Gloria a ti, Señor Jesús.
Querida familia Para meditar el día de hoy este texto del santo angelio, nos quedaremos con los siguientes cuatro puntos de reflexión.
En este primer momento, meditemos sobre la parte de comprensión de los discípulos.
Cristo tenía muchas más enseñanzas y cosas para decirle a sus discípulos.
Pero en ese momento sería demasiado para ellos por eso nos narra el evangelio que el señor prefirió guardarlas para más adelante ya que conocía la poca habilidad de comprensión de sus apóstoles.
Y así como Jesús procedió con sabiduría y paciencia con sus discípulos, Esa es la actitud que debemos tener con los demás y especialmente hacia nosotros mismos.
No nos exijamos más de lo que podemos dar.
Porque nuestra mente es limitada, y nuestro cuerpo se cansa muy rápido.
Hoy Jesús a través de esta enseñanza, Nos dice que seamos pacientes con nuestro proceso de conversión, que no nos angustiamos, sino hemos crecido espiritualmente lo que deseamos, y que vayamos poco a poco avanzando en el camino de conversión, tampoco que perdamos el ánimo si caemos, nos deja una lección El Espíritu Santo nos irá abriendo el entendimiento para ir adaptándonos a las exigencias del evangelio y nos dará sabiduría para que vayamos obrando con prudencia y llevarnos hacia la cumbre de la santidad, pero esto será dando poco a poco y sin afanes.
Nosotros también necesitamos tiempo para comprender las enseñanzas del maestro porque nos cierre como el significado del amor, del perdón, de la misericordia, de la bondad y la tolerancia.
Son muchas las enseñanzas que están escritas en la palabra del Señor y para ponerlas en práctica se deben pasar de la mente al corazón, y esto requiere de tiempo, proceso y disposición.
En un segundo momento, profundicemos en la asistencia del espíritu santo en nuestras vidas, viendo la falta de entendimiento, y la poca capacidad de comprender las verdades y los misterios de la fe por parte de los discípulos, Jesús les confirma que el Espíritu Santo Vendrá a ellos para aumentarle su fe, su entendimiento y derramarle su sabiduría para llevarlos a la verdad plena.
Es el paráclito quien nos guía hacia la voluntad de Dios y nos fortalece para ser obediente a sus mandamientos.
Todos nosotros tuvimos o tendremos un Pentecostés en nuestras vidas, un momento de fusión en el espíritu donde nos sentiremos confiados y seguros de seguir al Señor y dejarlo todo por su reino, pero debemos sobrellevar los obstáculos de la santidad como las dudas, la angustia incertidumbre espiritual que llegan por momentos en nuestro camino de fe Por eso pidamos ser dóciles al espíritu santo para dejarnos iluminar por él cuántas veces hemos sido derrotados por las preocupaciones y por eso no nos deja seguir avanzando.
Es en estos momentos donde más necesitamos de confiar en nuestro dios y pedir su auxilio, porque para los momentos difíciles, siempre es mejor contar con un buen amigo que nos conozca y nos consuele ese amigo es el mismo hijo de Dios.
Aquel que dio la vida por los apóstoles y por todos nosotros.
Estamos seguros que dio responde a nuestras necesidades, y por eso nos envía su espíritu de amor para darnos vida, para guiarnos y aumentar nuestra fe.
Solo de quémonos amar por nuestro Señor y abandonémonos a su Santa Providencia porque él sabe los momentos que estamos pasando, los sentimientos que hoy albergamos en el corazón y los anhelos más profundos que tenemos.
En este tercer punto, meditemos en la siguiente frase: Él me clarificará porque primero recibirá de mí lo que les vaya comunicando.
Hoy se nos dice que el Espíritu Santo es quien transmite lo que Jesús quiere que nosotros aprendamos y guardemos en el corazón es una forma de mostrar la perfecta comunión que existe entre las tres personas divinas.
Cada uno tiene un rol en la salvación del hombre, y trabajan entre sí para que todos los bautizados podamos llegar hasta la morada celestial.
Jesús les había asegurado que después de su resurrección, los discípulos no estarían solos, que ellos lo seguirían viendo y que les confirmaría su misión con signos y señales.
Pero esto significaba que los acompañaría de manera diferente a como ya los venía acompañando.
Que su compañía ya no sería física sino espiritual a través de la oración y de la misma acción del espíritu de la verdad.
Y gracias al Divino Paracleto es que seguimos recordando sus enseñanzas y conociendo su voluntad.
Abramos nuestros oídos y seamos atentos a la voz de Jesús en la presencia de su espíritu, para que así nuestro entendimiento sea grande para entender lo que él desea que hagamos en nuestras vidas.
Contemplemos también la importancia de la Santísima trinidad Como ellos actúan entre sí para darnos la eternidad.
Cooperemos nosotros también y unámonos a este querer de la Santisima trinidad, Ayudémonos entre nosotros para que ninguno se pierda, y todos podamos gozar de la presencia de Dios.
Olvidemos las diferencias, la envidia y el egoísmo, y hagamos que el amor y la fraternidad sean nuestras virtudes.
En este cuarto punto de la reflexión, meditemos en la frase: Todo lo que tiene el padre es mío, pensemos ahora en todo que podríamos lograr, si donáramos todo a nuestro Señor Jesucristo, seguramente él también nos daría todo lo que le pertenece, pero Jesús ya ha obrado de esta manera con nosotros porque nos dio su cuerpo, su sangre, su vida y nos ha dejado su espíritu.
Somos nosotros los que nos hemos quedado cortos en la doación de sí mismos para Cristo, porque retenemos las cosas que nos pertenecen por dudar de él o porque estamos tan apegados a lo terrenal y al mundo que no queremos soltar la carga que tenemos ni mucho menos donarle nuestra vida a tiempo y espacio.
Exporsémonos de ahora en adelante por estar bien con Dios, por hacer su Santa Voluntad, Qué bueno sería hoy unirnos al padre como se unió Jesús a él y viviendo en comunión con su espíritu, renunciemos a las cosas pasajeras, busquemos las eternas y pidamos lo que tengamos que pedir, pero no nos quedemos en la pereza espiritual que tenemos, percebremos en dios, y dispongámonos cada día a lavar a Dios porque es grande, adoremos a la Santísima trinidad por amarnos y protegernos.
Ahora con ayuda de las siguientes preguntas analicemos nuestro interior para llevarnos un mensaje de vida Reconozco mis límites y soy paciente conmigo mismo, permito que el Señor me sana el corazón con la humildad, Sigo las nociones del espíritu santo, ¿percibo la presencia de Jesús en la oración?
¿Busco la unidad y la paz de los pueblos? Oremos.
Adorado maestro, gracias por entendernos y apiadarse de nosotros al comprender nuestra falta de fe, y la incapacidad que tenemos para seguir tus enseñanzas.
Envíanos tu santo espíritu para que nos abra la mente y el corazón y permítenos disponernos para la unidad.
Te lo pedimos a ti, que vives y reinas con el Padre y la unidad del Espíritu Santo y eres Dios, Por los siglos de los siglos, Amén, que el Señor te bendiga abundantemente en este día, en el nombre del padre, del hijo y del espíritu santo.
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