La promesa de sanar
Puede ser difícil para nosotros creer en las promesas de la Biblia con respecto a la sanidad física. Tal vez nos hayamos decepcionado en el pasado o hayamos malinterpretado la enseñanza bíblica sobre el tema. O tal vez no creemos que Dios haga milagros hoy como lo hizo en los tiempos bíblicos.
El Dr. Stanley enseña que Jesucristo es el mismo ayer, hoy y siempre. Así como la sanidad física jugó un papel importante en el ministerio terrenal de Jesucristo, todavía sigue siendo importante para Él hoy. El Dr. Stanley utiliza ejemplos personales de milagros modernos y señala numerosos pasajes bíblicos que enfatizan la voluntad de Dios de suplir la restauración física.
El Dr. Stanley también aborda:
– El papel de la fe en la sanidad
– La importancia de reaccionar de manera sabia frente a la enfermedad
– Cómo los hermanos en la fe deben ser una parte integral de nuestra sanidad
– Cómo Dios a veces usa la aflicción para captar nuestra atención
– Por qué no somos sanados cada vez que lo pedimos
– Cómo reaccionar cuando Dios no responde nuestras oraciones por sanidad Para más mensajes de Charles Stanley, incluyendo la transmisión de esta semana, visite www.encontacto.org/vea
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Charles Stanley, celebra cuarenta y cinco años de la fidelidad de Dios y de llevar el mensaje del evangelio alrededor de mundo, hoy en el programa, en contacto la promesa de sanar.
Dios nos ha dado muchas promesas en su palabra, Las amamos, porque son para nuestro bien.
Y al pensar en todas esas promesas, podría preguntarle tiene alguna favorita, quizás conteste que sí.
Pero hay una que es la más difícil de todas.
La que más se nos dificulta, y se trata de cualquier promesa de sanidad.
Quizás porque hemos tenido desilusiones, o tal vez porque en el fondo no la creemos en verdad, O quizás ignoramos lo que enseña la Biblia en cuanto a sanidad.
Hemos visto exageraciones, las hemos escuchado, hemos visto gente que asegura haber sido sanada y al poco tiempo vuelven a estar como antes, así que hay muchas dudas al respecto.
Pero no es interesante que, siendo creyentes y creyendo que Dios es Dios sanador, que al enfermarnos o cuando nos pasa algo, lo primero que hacemos, es querer llamar al médico.
La verdad es que solo hay un médico, y se trata del gran médico, que es Dios.
Y me parece interesante que la gente hable de todos esos doctores que practican la medicina.
Dios no practica, él lo sabe todo a la perfección sobre nosotros.
Y no es interesante que sabiendo quién es Dios, que primero corramos al médico, y cuando ya estamos desesperados, es cuando oramos ¿No cree que debería ser a la inversa?
Que primero vayamos a Dios, y luego, no porque Dios no pueda sanarnos, sino que por alguna razón lo atrasa, o si nos manda al médico, la historia cambiaría.
No me opongo a los médicos, son necesarios. Dios lo llama.
Es interesante que el apóstol Pablo tan consagrado que era, con la gran fe que tenía, uno de sus compañeros fue el doctor Lucas.
¿Quién le acompañó en la cárcel en una ocasión, entonces? Del tema de la sanidad?
O sea, si en verdad creemos que Cristo es quien dice que Dios es el gran sanador, ¿Por qué no ir a él primero?
Pero Dios sigue dedicándose a sanar y sigue dedicándose a hacer milagros.
Y lo hace conforme a su voluntad y en su tiempo perfecto.
Y en este mensaje deseo que veamos qué dice la Biblia sobre sanar.
Para comenzar, la invito a acompañarme al libro de Génesis.
De aquí, vemos la primera vez que Dios sano a alguien con Abraham y Abimek, en Génesis capítulo veinte.
Vayamos un momento al versículo diecisiete de Génesis veinte, veamos La escritura dice, entonces Abraham oró a Dios y Dios anó a Abimelec, y a su mujer, a sus hierbas y tuvieron hijos.
Porque Jehová había cerrado completamente toda matriz de la casa de Abimaeler, a causa de Sara mujer de Abraham, Usted recordará que el incidente cuando él dijo no, ella es mi hermana y en verdad era su media hermana.
Así que la Biblia dice que Dios lo sano.
Si vamos por un momento a ÉXODO, capítulo veintitrés, quisiera que veamos allí lo que dice en el versículo veinticinco, y note lo que ocurre aquí.
Otra vez, Dios se dedicó al asunto de sanar.
Fíjese bien, en este versículo veinticinco, Dice así, más a Jehová, vuestro Dios serviréis, y él bendecirá tu pan y tus aguas.
Y yo quitaré toda enfermedad en medio de ti.
Ellos habían pasado adversidad a causa de su pecado, y Dios declara: Yo quitaré toda enfermedad en medio de ti.
Dios estaba a punto de sanarlo.
Recordemos que en el Antiguo Testamento solían ver La enfermedad principalmente como resultado del pecado, por todo el Antiguo Testamento vemos ese excepto del pecado, y en parte el problema era que había enfermedades asociadas con el pecado.
Luego, vayamos al Salmo ciento siete por un momento, difíjese lo que dice aquí, en el versículo veinte, dice, envió su palabra y los sano, y los libró de su ruina.
Ahora, ¿qué quiere decir con eso?
Solo esto que cuando Dios quería sanarlos, enviaba su palabra de verdad, para recordarles quién era él, Jehová, a Dios, y en el proceso de creerle, Dios comenzaba a sanarlos, no era que, con una palabra se sanaba, era el fruto de creer su palabra lo que traía sanidad.
Luego, en Isaías capitulo cincuenta y tres, hiciera que veamos este pasaje que a veces es muy controversial, Isaías cincuenta y tres, y este es el capítulo que describe al Mesías.
Y Dice la palabra, en el versículo cuatro, ciertamente llevó nuestras enfermedades y sufrió nuestros dolores, Y nosotros retuvimos por azotado, por herido de Dios y ha batido, más el herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados, El castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga o sus heridas, dicen algunas versiones, por su llaga fuimos nosotros curados.
La pregunta es, ¿hay sanidad en la expiración?
Es decir, Por ejemplo, la expiración se refiere a que Cristo mure por nuestros pecados, así que diríamos que su crucificción, su sangre desgramada en la Croespión, nuestros por tanto, cuando le pedimos salvación es como resultado de lo que hizo en la cruz.
La pregunta es, ¿abarca eso nuestra enfermedad? Recordemos que todo lo bueno que nos viene llega mediante la cruz.
Por ella tenemos una relación con Dios, de lo contrario, estamos para beber.
Nuestro bienestar está en la muerte expiatoria de Jesucristo, pero todo lo que abarca la muerte espiratoria de Cristo nos viene de vida.
Por ejemplo, todas las bendiciones del cielo hay que remontarnos a la cruz, Así nos reconciliamos con Dios, llenó nuestro corazón todas sus promesas.
La sanidad es fruto de su obra en la cruz.
Pero no significa que seré sanado cada vez que se lo pida a Dios, porque esa es una de las bendiciones de la cruz.
Hay muchas, Pero esa, por ejemplo, no me garantiza que sea sanado, cada vez que se lo pida a Dios, y en ese instante, así que si alguien pregunta, hay sanidad en la expiración, sí, la hay.
Pero no cuando sea y como sea, que la queramos, porque Dios no actúa de esa manera.
Entonces, al leer la Biblia, nos damos cuenta de que Dios estaba muy interesado en el proceso de sanidad de la nación de Israel, él aún le interesa hoy.
Veamos ahora la vida de Jesucristo, y lo que dijo, porque es muy importante.
¿Cuál fue la parte principal del Ministerio de Jesús?
¿Acaso fue a enseñar en el sermón del monte? ¿O sus viajes no? Fue sanar.
No significa que haya sido lo más importante que hizo lo más importante, fue ir a la cruz.
Eso fue lo más importante que hizo.
Lo segundo importante que hizo fue enseñarle a la gente quién era él, cómo vivir, cómo ser salvo, si todo lo demás.
Pero notemos que él tuvo que confrontar.
Le invito a acompañarme a Mateo ocho y veamos desde el versículo catorce del capítulo ocho, dicen, vino Jesús a casa de Pedro y vio a la suegra de este postrada en cama con fiebre.
Y tocó su mano y la fiebre la dejó, y ella se levantó y le servía.
Mire, la Biblia dice que solo la tocó, y la fiebre la dejó.
Recuerda, la dama que se acercó a él sin que él la viera.
Había mucha gente moviéndose dando empujones, lo tocaban, Y Jesús sintió que salió poder, divino de él, cuando ella tocó tan solo el borde de su manto, eso sería como tocar el ruedo o el dobladillo del pantalón de un hombre o el vestido de una dama.
Él lo sintió, así que Cristo se dedicaba a sanar individuos.
Pero no solo sanaba individuos, sino también a multitudes de personas.
Si nota aquí en este capítulo catorce, el versículo treinta y cuatro, lo que dice de las multitudes, y lo que sucedía, veamos, lo que dice la Biblia, y terminada la travesía vinieron a tierra de Genesaret.
Cuando le conocieron los hombres de aquel lugar, enviaron noticia por toda ya tierra alrededor y trajeron al todos los enfermos, y le rogaban que les dejase tocar solamente el borde de su manto, y todos los que lo tocaron, cerraron sanos.
Una y otra vez, vemos aquí está haciendo lo mismo, o sea, a donde sea que iba, le seguía una multitud, esto es muy importante por lo siguiente.
La razón por la cual él sanaba a individuos y a multitudes, es porque esa era la manera de Dios de comprobar quién era él en verdad, que no era otro, predicador más de paso por el pueblo, era el Hijo de Dios, para poder grabar eso en sus mentes, para que quedara claro sin lugar a duda, que Jesucristo era el Mesías, que habían estado esperando todos estos cientos de años.
Así que el Señor Jesús sanaba una y otra vez, y lo hacía en toda clase circunstancias.
Y, como dijimos, su propósito principal no era sanar, Eso era una parte.
Pero el fin primordial cuando cenaba era demostrar que él era el Mesías, el hijo de Dios, el salvador.
Entonces, al preguntarnos, ¿qué impacto tiene esto en mi vida? ¿Él sigue sanando?
La verdad es que hoy por hoy muchas personas son sanadas y los médicos no tienen explicación alguna.
Así que deberíamos estar a la expectativa de que Dios haga lo inusual. Deberíamos anticiparlo.
Por ejemplo, ¿qué les enseña a sus hijos?
Les enseña, bueno, Jesucristo, solía hacer esto, ¿se detiene allí?
Al enseñarles de Jesucristo, solo les cuenta esto hoy, así les dice, así era él, esto solía ser.
¿Pero qué de hoy? Quizá sea porque no le permitimos cobrar en nuestra vida que no instruimos a nuestros hijos a creer desde muy pequeño que Jesucristo es quien dice, ser que él es quien siempre ha sido, quien siempre será, porque no cambia, porque uno de sus atributos es que él es inmutable, él es Dios, y no necesita cambiar, porque el tener perfección total y absoluta, y todo poder, ¿qué hay que cambiar?
Todo conocimiento, poder y perfección. Jesucristo todavía sigue sanando a la gente.
Primero su espíritu, su alma y luego su cuerpo físico. Veamos un momento a los apóstoles.
Recuerda que Pedro y Juan fueron temprano al templo a orar, y se encontraron a un hombre acostado en la entrada del templo, Dice, en Hechos tres, y era traído un hombre cojo de nacimiento a quien ponían cada día a la puerta del templo que se llama la hermosa, para que pudiese limosna de los que entraban en el templo.
Al verlos, quizás pensó Esta es una oportunidad de recibir algo mejor.
Me llegó al apóstol Pedro y le dijo que quería algo, pero Pedro le dijo, no tengo plata ni oro, Pero lo que tengo te doy en el nombre de Jesucristo de Nazareno, levántate y anda.
Levántate y anda. Esto me encanta. Seguramente se sorprendió. ¿Qué quiere?
Es decir, con levántate y anda, ni siquiera puedo pararme mucho menos caminar.
Dice la Biblia que Pedro tomándole por la mano derecha, le levantó y al momento se le afirmaron los pies y tobillo.
Se puso de pie y entró al templo saltando y danzando.
En ese momento, mucha atención, Pedro le dijo, levántate, y anda.
Sabía lo que sentía, solo necesitaba un poco de aliento, una ayudita.
A veces, al leer este pasaje pienso, ¿en cuánta gente necesita tan solo una ayudita? Confíen Dios, alentarnos.
Animarlos a hacer lo que Dios quiere y ser lo que Dios quiere que sean.
Sucedeía lo siguiente, y considero el hecho de que la reputación de Pedro era tal que dijeron él viene y ni siguieras tienes que tocarlo.
Solo hay que dejar que su sombra te alcance, y será sanado.
Así que, sanar era un asunto importante en aquel tiempo.
Felipe, por ejemplo, cuando el señor le llamó y comenzó a predicar, a enseñar y a sanar a la gente, Dios comenzó a ahorrar, así que, Sanar era la manera en que Dios captaba la tensión del mundo y la enfocaba en Jesús.
Y en la iglesia primitiva, porque esas dos cosas seguían sucediendo.
Ahora, es interesante que el apóstol Pablo, aunque no pensaría que habría sido el sanador por excelencia en el libro de los hechos, solo una vez aparece que Pablo sanará a alguien, y tenemos que ir hasta el final del libro de los hechos, Capítulo veintiocho.
Hasta aquí, no hay evidencia de que Pablo haya sanado a nadie.
Y observemos lo que dice Hechos veintiocho, leamos desde el versículo siete, En aquellos lugares, había propiedades del hombre principal de la isla llamado Publio, quien nos recibió y hospedó solicitamente tres días.
Y aconteció que el padre de Puglio estaba en cama enfermo de fiebre y de dicentería, y entró Pablo a verle, y después de haber orado, le impuso las manos y le ganó.
Mire, Esta fue la única vez.
Alguien dirá, pero, si Pablo era seguidor de Cristo y si sano este hombre, ¿Por qué nos anoto todas las demás personas?
Bueno, nos da la respuesta en primera de corintios capítulo uno, vayamos un momento a primera corintios uno, Pablo escribe a los corintios, y les explica lo que sucedía, les dice, Desde el versículo catorce dice, doy gracias a Dios de que a ninguno de vosotros he bautizado sino a Cristo y a gallo, para que ninguno diga que fuiste bautizado, es mi nombre.
También bautizaba familia de Stephana, de los demás, no sé si he bautizado a algún otro.
Pues no me envió Cristo a bautizar, sino a predicar el evangelio, no con sabiduría de palabra para que no se hagan a la cruz de Cristo.
Entonces, lo que quiso decir fue, que Dios no le llamó a utilizar, sino a enseñar la verdad de su palabra.
Tampoco le llamó a sanar.
Imagínese si Pablo hubiese tenido un ministerio de sanar primero, quizás no habría parado en la cárcel.
Y segundo, de no haber estado preso, quizás no tendríamos sus epistolas.
El apóstol Pablo comenzó a enseñar la verdad.
Mire, su ministerio para el mundo era explicar la vida de Jesucristo, el propósito y el plan de Jesucristo.
Sabemos más de Dios y de cómo actúan el corazón humano como resultado de la vida del apóstol Pablo más que ningún otro.
Es decir, él explicó la vida de Jesucristo.
El señor hizo muchas cosas, pero la explicación de Pablo su teología.
El concepto de la predestinación, la idea de la salvación y la santificación.
Toda la idea de la presencia moradora del espíritu santo y su obra.
En otras palabras, si no tuviéramos las epistolas del Nuevo Testamento, tendríamos una gran carencia.
Entonces, al ver a apóstol Pablo, y como actores en su vida, la única vez que habló sobre sanar fue en primera de corintios, vayamos al capítulo doce, y veamos aquí en este capítulo doce, donde Pablo explica de los dones espirituales, y habla de los distintos ministerios, distintos dones, conocimiento fe y todo lo demás.
Veamos el versículo nueve, a a otro fe por el mismo espíritu y a otros dones de sanidades por el mismo espíritu.
Mucha atención. Si está escuchando, dígame. Habla de dones de sanidad.
Nadie tiene el don de sanidad.
Dios da dones de sanidad, digamos, que usted ora por un amigo y dios lo sana.
Le dio Dios a usted el don de sanidad, no, Él le dio a la otra persona un don de sanidad mediante usted.
Ninguno de nosotros es autosuficiente para hacer lo que Dios nos llama hacer. Necesitamos las oraciones de otro.
Por eso, hoy hablaremos de esto en Santiago, capítulo cinco, habla de llamar a los ancianos de la iglesia para orar por ellos.
Todos necesitamos que oren por nosotros y vemos a Pablo. No pasó tiempo sanando.
De hecho, dice, por ejemplo, en segunda Timoteo cuatro, que dejó a uno de sus amigos escuché lo que dice, saluda Prisca y a Aquila y a la casa de Onesíforo.
Erasto se quedó en Corinto, y a Trófino dejé en mileto enfermo de haber tenido algún don de sanidad, no lo habría dejado enfermo.
Y junto a eso, ¿Cómo describe Pablo a Lucas? Escribe Amado Lucas.
Lucas era médico, y en una ocasión estuvo con él en prisión.
¿Por qué cree que Lucas acompañó a Pablo?
Porque sabía que Pablo tenía ciertos achaques, Desde luego, recuerda que el apóstol Pablo hablaba de su aguijón en la carne, y todo el mundo en el ámbito teológico ha tratado de descifrarlo.
Supongamos que haya sido alguna dolencia física, dios tampoco lo sano. Mire, esta es la clave.
Uno no deja de orar, porque Dios no sane algo al pedírselo.
Uno debe preguntarle, ¿qué tienes en mente, señor? ¿Por qué no me ha sanado?
¿Cuál es el asunto aquí?
Esto es lo que dijo el apóstol Pablo, que fue al señor Muchas veces, ayuró y lloró, y Dios no le sano, por una razón.
Le invito a leerlo. Porque quizás usted esté confrontando una situación, veamos este pasaje en segunda corintios doce, escuché lo que dice, la invito a leerlo.
Porque dice, que se lo pidió al señor varias veces, Versículos siete.
Y para que la grandeza de las revelaciones no me exaltase desmedidamente, me fue dado un aguijón.
En mi carne un mensajero de Satanás que me abofeté para que no me analtesca sobremanera.
Respecto a lo cual tres veces he rogado al señor que lo quite de mí, y me ha dicho, Vástate mi gracia.
Porque mi poder se perfecciona en la debilidad.
Por tanto, de buena gana me Gloriaé, más bien, en mis debilidades, para que repose sobre mí el poder de Cristo.
Por lo cual, por amor a Cristo me gozo en las debilidades, en afrentas, en necesidades, en persecuciones, en angustia, porque cuando soy débil, entonces soy fuerte.
No tendríamos las epistolas que tenemos, si Cristo hubiese sanado a Pablo Alisánde.
Dijo, he aprendido a contentarme cualquiera que sea mi situación.
Y él se encontraba en una situación adversa físicamente y muchos otros aspectos.
Entonces, al enfermarnos, si Dios no nos sana, hay que preguntarle, Señor, ¿qué planeas hacer?
¿Acaso significa que Dios no nos ama? Quiere decir que hay pecado en su vida, no necesariamente.
Significa que Dios desea hacer algo.
Quiere decir algo, quiere cambiar algo en nuestra vida, sea lo que sea, debemos ser receptivos a eso.
Y, al ver la vida del apóstol Pablo, fue el siervo que Dios escoja gio para explicar quién, y cómo era Dios, y su plan Redentor, qué de la justificación y santificación, y qué de concepto es como la expiración y reconciliación.
Grandes términos que explicó Pablo, además, de la esencia de todo el plan Redentor de Dios.
Pablo no fue un hombre que sanará a la gente, era un hombre que sufría.
El gran sanador lo fortaleció, iluminó, lo bendijo, lo levantó, le exaltó, y nos Bendejo a todos como resultado de su vida.
Quizás usted se pregunte, ¿cómo me afecta eso?
Primero, solo le diré que la próxima vez que usted tenga una molestia física, su primera reacción debe ser padre, ¿Cómo reaccionar ante esto?
Quizás Dios le diga, quiero que confíes en mí, o tal vez quiero que vayas al médico.
Yo nunca le diría qué hacer en cuanto a ir o no al médico. No estoy en contra de médicos.
Dios los llamó. Estoy seguro. El asunto es que quiero estar consciente de Dios, conscientes de que el Cristo que me salvó, Aún se dedica a ayudarme, a andar por la vida en la presencia y el poder del Espíritu Santo.
Quiero que mi mente se incline hacia él. Y aceptaré lo que él haga.
Pero debemos quitarnos esa mentalidad mundana de ir corriendo al médico, ojo, auxilio. ¿No estamos desamparados? ¿Dependemos de Dios?
Cristo, y mi salvador, mi señor, mi amo y mi sanador.
Él no ha cambiado. Es una expresión de su amor.
Entonces, pregúntese, ¿confío en Dios?
Mire, quizás usted esté dispuesto a confiar en Dios en algo material.
Pero no sé de algo que sea más material que esto. Sé que es material.
Puedo confiárselo a Dios, claro. Porque él es Dios, es su padre celestial.
Pido que el Espíritu Santo hable a su corazón. Y ponga su mente en dios.
Si usted ve televisión, hay tantos anuncios que dan esta solución y aquella, esta medicina, la otra, esta píldora, esta cápsula.
Y después de darle dos razones para tomarle, y dan trece que pueden matarlo.
Sé que es así, no es verdad, totalmente.
¿No cree que sea más sabio ir a Dios primero?
Y, mire, no se están adoctrinando sin siquiera percatarnos.
Nuestro padre celestial no ha cambiado. Él aún sigue sanando.
Ahora, si usted no ha aceptado a Cristo como su Salvador, dirá, ¿cómo entro yo en esto? No entra.
No tiene derecho. A reclamarle nada al Dios todopoderoso, él es el Dios santo.
Solo tiene derecho a pedirle algo si antes ya ha aceptado a Cristo, su hijo unigénito como su salvador, su muerte en la cruz pagó su deuda de pecado, Cuando usted esté dispuesto a pedirle perdón por sus pecados, rendir su vida es, entonces tendrá el privilegio, la autoridad y el derecho, de pedirle que le sangre o le ayude en lo que esté pasando.
Fíjese, y Dios contestará su oración conforme a lo que sabe que es lo mejor y a su voluntad para usted.
Es la decisión más sabia que tomará en su vida. Mi oración es que lo haga.
Padre, cuán agradecido estamos por haber hecho las cosas tan cesellas nosotros las complicamos.
Decimos a Marte, pero a veces no lo demostramos.
Decimos que creemos en ti, pero nuestra fe flaquea.
Te pido que el Espíritu Santo, Comience a abrir nuestras mentes y corazones para reconocer que nuestros primeros pensamientos siempre deben.
Cérase a ti, en cualquier necesidad, oramos en el nombre de Jesús, Amén.